Entre el lunes y el martes dos decisiones que se habían retrasado fueron tomadas por el presidente Enrique Peña Nieto. La primera, mandar a todo un batallón de fuerzas federales, Policía Federal, Ejército y Marina la próxima semana al rescate del “orden en Michoacán”, una estrategia que apostará a restablecer la gobernabilidad en el estado que vive una fuerte crisis de autoridad; y la segunda, el cese fulminante de Humberto Benítez Treviño del cargo de Procurador Federal del Consumidor.
No falta quien piense que tardaron demasiado en decidirse en la casa presidencial en ambos temas, que llevaban semanas siendo objeto de una intensa presión en la opinión pública; pero al final, Peña Nieto decidió asumir los costos políticos de ambas decisiones.
Primero, reconocer que Michoacán se convirtió en un “Estado fallido” en donde las autoridades municipales y del gobierno del estado quedaron completamente rebasadas y que el estado está bajo el control de poderes de facto como los cárteles de la droga o movimientos sociales y grupos de autodefensa; y segundo, aceptar que su cercano amigo y colaborador desde el Estado de México, Benítez Treviño, había perdido toda autoridad moral tras el escándalo protagonizado por su hija, que involucró el uso de recursos públicos en un caso de influyentismo.
Para la crisis michoacana hoy se anuncian las primeras acciones inmediatas que involucran el envío de tropas de la PF, la Sedena y la Secretaría de Marina a Morelia y a la región de Tierra Caliente, y el martes próximo se dará a conocer la estrategia global con la que el gobierno federal afirma que va a “rescatar” a Michoacán y a restablecer “el orden y la legalidad” rotas en el estado.
En la destitución de Benítez Treviño -la segunda que decide el Presidente, tras el cese del director de ProMéxico, Ernesto de Lucas hace 15 días- la tardanza tuvo que ver, según afirman en Los Pinos, con que el Presidente esperó a que fuera el titular de la Profeco quien decidiera renunciar, luego de la ilegalidad en que incurrieron su hija y subalternos en su dependencia al intentar clausurar un restaurante ante el capricho de Andrea Benítez por el mal servicio que le dieron. La idea era que el costo político de la renuncia lo asumiera el propio Benítez, tras el desgaste que significó el escándalo, pero al resistirse éste a dejar el cargo en Los Pinos, decidieron destituirlo y asumir los costos.
Al final el Presidente no podía sostener a un funcionario que, al permitir la injerencia de su familia en la dependencia a su cargo y la utilización de recursos públicos en un claro caso de influyentismo, contradecía el discurso de un gobierno que busca hacer las cosas de manera diferente y romper con actitudes comunes en el viejo sistema priista. Veremos si el mensaje de Los Pinos se vuelve una constante y si en adelante se castiga ese tipo de actitudes en los funcionarios federales. También veremos si en el caso de Michoacán no es demasiado tarde y si el plan de rescate federal es suficiente para salvar a los michoacanos del caos en el que han vivido los últimos años.
NOTAS INDISCRETAS… Nada bien cayó en Los Pinos la reciente contratación que hizo el gobernador Eruviel Ávila de Alejandra Sota como su nueva consultora en materia de comunicación e imagen. El mandatario mexiquense se deshizo del priista Liévano Sáenz, quien lo asesoraba desde su campaña y prefirió los servicios del despacho de la ex vocera del presidente Calderón el sexenio pasado. El comentario entre varios peñistas del Estado de México es el poco tacto que tiene Eruviel para tomar ciertas decisiones como la de contratar como asesora de imagen a una militante del PAN. Sus razones tendrá Eruviel para confiar más en Sota… Por cierto, los dos funcionarios que han sido cesados por Peña Nieto dependían de la Secretaría de Economía, cuyo titular, Ildefonso Guajardo, parece traer la brújula chueca: primero se le adelantó al Presidente con el anuncio del nuevo aeropuerto en Texcoco, luego tuvo que cesar al director de ProMéxico porque se andaba promoviendo para ser gobernador de Sonora, y apenas un día antes de que el Presidente corriera a Humberto Benítez, Guajardo lo defendió y lo puso como ejemplo de los funcionarios federales. Ah que Ildefonso tan guajardo… Los dados cierran con Escalera. Semana de altibajos.