El gobernador Agustín Carstens es un hombre que gusta del uso de las metáforas, especialmente cuando se trata de explicar algún complejo asunto económico. Sin regateos hay que decir que se aplaude la intención de transmitir con sencillez los intrincados conceptos de la economía y más aún si se trata del gobernador del banco central.
Desafortunadamente para él, su metáfora pública más famosa fue un fracaso.
Todavía se recuerda aquella respuesta del entonces secretario de Hacienda al periodista Carlos Loret de Mola, a principios de 2008, a una pregunta directa sobre los efectos de una desaceleración de la economía estadunidense sobre la economía mexicana. “Ahora le dará un catarrito y no una pulmonía como antes”, respondió Carstens con seguridad. Lo que le ocurrió a la economía mexicana y a millones de mexicanos pocos meses después, es ya de sobra conocido.
Pero ahora Carstens parece haber aprendido la lección sobre el uso de las metáforas. Hace un par de días en una conferencia en Singapur el gobernador del Banco de México, fiel a su estilo, lanzó una nueva metáfora y dijo que podría estar formándose una “tormenta perfecta”, en alusión a los fuertes flujos de capitales financieros que siguen llegando en especial a las economías emergentes, lo que derivaría en la formación de burbujas “caracterizadas por deformaciones en los precios de los activos y luego enfrentar un cambio en el sentido de los flujos a medida que las economías avanzadas comiencen a abandonar sus posturas de políticas monetarias flexibles”.
La advertencia de Carstens sobre que se avecina en la economía global una “tormenta perfecta” -ahora sí una “pulmonía”, la que no quiso decir en 2008- es premonitoria, si las economías desarrolladas y emergentes no toman las medidas adecuadas desde ahora.
El 17 de enero pasado (“Prudencia con la deuda”) le decíamos aquí mismo: “La pregunta que queda es si estas compras aceleradas de deuda mexicana por parte de los extranjeros -que no han cesado- representan algún tipo de riesgo para la estabilidad futura de la economía. A la fecha 37% del total de los títulos de deuda del gobierno en circulación están en poder de extranjeros y, como dijimos, representan ya tres cuartes partes de las reservas actuales del país. Habrá que poner mucha atención. Y es que en un entorno financiero internacional incierto, con efectos potenciales sobre cambios en la dirección de las tasas de interés y en la estabilidad cambiaria, los riesgos son mayores y las políticas precautorias también deberían crecer”.
A eso se refiere Carstens con aquello de la “tormenta perfecta”. En esta ocasión, el gobernador lanzó una buena metáfora, aunque parecía que más bien hablaba como candidato a la dirección del Fondo Monetario Internacional, que como gobernador del Banco de México. En fin.
samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com