“Buenas tardes. A partir de este momento, queda prohibido el uso de aparatos electrónicos que emitan señales; si tiene un teléfono celular, por favor póngalo en modo de avión o desactive el servicio de datos. Otros aparatos electrónicos están permitidos, si tiene dudas, consulte en la revista que se encuentra frente a usted”.
Palabras más, palabras menos, este fue la recomendación de viaje que recibí hace algunos días, en un viaje de vacaciones que hice durante las fiestas de fin de año. Casi el mismo mensaje que desde hace años nos han dado las diferentes aerolíneas, en los momentos de despegue y aterrizaje de un avión en el que los dispositivos de comunicación pudieran interferir con los radares y la comunicación de las aeronaves. Casi el mismo, de no ser porque en esta ocasión me llamó la atención que por primera vez, al menos para mí, se discriminaron los diferentes dispositivos electrónicos y se hicieron comentarios precisos sobre las “antenas”, las “señales”, o el “servicio de datos”, que en otra época habrían resultado lenguaje inentendible para la mayoría de los pasajeros.
Siempre me pregunté el por qué un iPod de las primeras generaciones por ejemplo, que no tenían algún tipo de comunicación con otro dispositivo, u otros equipos similares, no podían ser utilizados en un despegue. “No tienen idea de cómo funcionan y para evitarse problemas, mejor evitan el uso de cualquier dispositivo electrónico”, me dijo un colega periodista, hace algunos años. Creo que tenía razón, y me parece que, a diferencia de aquellas épocas, lo que viví recientemente es una muestra de la evolución, y sofisticación de quienes hacemos uso de tecnología, y en este caso, de quienes necesitan aplicar reglas de seguridad en el uso de tecnologías.
Casi en paralelo, pude ver a una persona cercana, mayor de 60 años que no sabe siquiera cómo utilizar bien una computadora, pero en cambio, con un teléfono celular medianamente sofisticado hace buen uso de Twitter, y Whatsapp, por ejemplo, a niveles cuasi adictivos, algo no tan común en una persona de ese perfil. Mi conclusión fue la misma que con el ejemplo de la aerolínea: la tecnología, en particular la móvil, se ha masificado y se ha hecho cada vez más fácil de utilizar, permitiendo hacer cada vez más cosas a un mayor número de personas en el mundo.
Entonces, ¿podríamos decir que hemos llegado al punto en el que la tecnología es muy fácil de utilizar por cualquier ciudadano en cualquier parte del mundo? No. Si bien cada vez más personas entran en contacto con las más importantes tendencias, en particular a través de tecnologías móviles, todavía hay algunos pendientes de los fabricantes de tecnología, sobre todo con aquellos usuarios menos tecnificados.
Centrándonos en lo móvil, que es definitivamente el vehículo a través del cual está acelerándose el acceso a internet, la primera petición sería a los fabricantes de sistemas operativos para móviles. Todavía escucho con frecuencia frases como “me gusta mucho ese teléfono, pero no le entiendo a ese sistema”, en particular, a la propuesta de Windows Phone. Para Apple, el reto está en volver al nivel de facilidad que tuviera en sus primeras versiones, y reducir la complejidad en particular de sus más recientes actualizaciones de sistema, y para Google, fabricante de Android el problema radica en que al ser un sistema abierto, la experiencia no es homogénea a través de todos los dispositivos, y eso, dificulta que su uso sea 100% intuitivo. Todos han hecho un gran trabajo, pero todos tienen todavía temas de usabilidad por resolver.
El segundo deseo, serían las redes de comunicación. Si bien ya hay operadores que ofrecen velocidades de conexión a internet mucho más respetables a través de las redes 4G o LTE, la realidad es que en México no son pocas las personas que se quejan de pérdidas de señal, mala conectividad y demás. La confiabilidad en las redes celulares deberá mejorar en 2014 con toda seguridad.
Como tercer punto, están las aplicaciones, o “apps”, como se les denomina en el argot tecnológico. Simplemente veamos los números que recién reportó Apple acerca de la descarga de aplicaciones en su tienda iTunes: 10 mil millones de dólares por descarga de apps en 2013, mil de los cuales ocurrieron en diciembre. La gente está descargando apps y más apps, y seguirá haciéndolo. Estas deberán ser cada vez más fáciles y sencillas pues han representado una gran alternativa en términos de usabilidad.
Y finalmente, haría una petición en cuanto a servicios web. Ya en este espacio hemos detallado las deudas que hay en México en cuando a la calidad de los sitios de comercio electrónico, por ejemplo, o en las promesas del Gobierno Federal alrededor de una propuesta de gobierno completamente digital. Este es quizá, el “regalo” que se ve más difícil pero que sí lo recibimos, habremos avanzado mucho para contar nuevas y agradables anécdotas del uso de la tecnología en nuestra vida cotidiana en 2014.