Algunas cifras sintetizan muy bien la realidad, más que mil palabras. Y es el caso de dos reportes que ayer dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre la confianza del consumidor y la confianza del productor al mes de junio.

 

En ambos indicadores se observó una caída en los índices de confianza para junio en relación a mayo pasado. Hay que decir que el índice de confianza al consumidor surge de una encuesta nacional que se realiza en dos mil 336 viviendas en zonas urbanas, a personas mayores de 18 años, y a quienes se les formula cinco preguntas acerca de la situación económica del país y de su propia situación económica. A su vez, el indicador de confianza del productor es también una encuesta que se realiza a directivos empresariales de mil 553 empresas de todo el país, a quienes se les entrevista tanto vía internet como personalmente sobre la situación de su empresa y del país a través de cinco preguntas.

 

Pues bien. El índice de confianza del consumidor cayó en junio a 93.3 de 95.2 en mayo y es el menor nivel en los últimos 17 meses, desde diciembre de 2011. Mientras que el indicador de confianza del productor cayó en junio a 55.6 de 56.6 de mayo pasado y es el menor nivel en lo que va de este año.

 

Es decir, en junio -y a siete meses de iniciado el nuevo gobierno- se observó una caída, si bien no mayúscula, sí generalizada en la confianza tanto de los consumidores como de los empresarios del país.

 

Ambos -consumidores y productores- coinciden con sus opiniones en una cosa: que la economía en general va mejor que su situación económica personal o que la situación económica de su empresa. Incluso de los resultados obtenidos en el tiempo en ambas encuestas se puede leer claramente que esta última conclusión ha sido una constante en los últimos años, prácticamente sin variación.

 

También es evidente, con las cifras a junio, que en lo que va de este gobierno se ha deteriorado la percepción que tienen los consumidores y productores acerca de la situación económica actual del país en relación al último año y en relación a los próximos 12 meses. Es decir, en siete meses se desgastaron las altas perspectivas sobre la economía que se tuvieron en diciembre pasado.

 

Pero estos indicadores de confianza pretenden particularmente averiguar qué decisiones toman tanto consumidores como productores con el entorno económico que perciben. Y en ese campo los resultados obtenidos son los mas negativos de la encuesta.

 

El índice que mide las posibilidades actuales de los integrantes de los hogares -comparadas con las de hace un año- para comprar bienes durables, tales como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos, fue 78.5 en junio, notablemente menor que el 95.6 de la situación actual de la economía; y 4.1 puntos menos que el índice de mayo pasado que fue 82.6, y también mucho menor que el 82.9 con el que inició el año. Por alguna razón los consumidores dicen tener ahora menos capacidad de compra que hace un mes, que hace seis meses y que hace un año.

 

Es interesante observar que las respuestas de los directivos empresariales sobre sus decisiones particulares de negocio caminan en el mismo sentido que las de los consumidores. Cuestionados sobre si este es el momento adecuado para invertir tomando en cuenta la situación de la empresa y del país respecto de hace un año, el índice que se obtuvo en junio fue de 48.5 puntos, menor que el de mayo (49.6 puntos), lejos del 52.3 con la que evalúan la situación económica del país; y suma 67 meses consecutivos por debajo del umbral de 50 puntos que es considerado como el umbral entre el pesimismo y el optimismo.

 

La conclusión es que las promesas de gobierno aún están lejos de cambiar el ánimo de los consumidores y productores.

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