Era ya casi medio día. Ingresar a la nueva sede del Senado parecía imposible. Una tras otra, las camionetas de los senadores buscaban por dónde ingresar. ¡Imposible! Algunos legisladores optaron por bajarse y tratar de hacerlo a pie. Tampoco. Se topaban con decenas y decenas de manifestantes -sentados y a pie- en cada una de las bocacalles, que en cuanto veían a alguien bien trajeado acercarse comenzaban a gritar “¡No a la reforma laboral!”, sacaban a relucir pancartas alusivas y les impedían el paso.

 

Unos, se fueron de plano. Otros, ingresaron a algún local a tomar un café mientras hallaban qué hacer. Una de tantas manifestantes, al verlos ingresar al restaurante del hotel Regente (en la calle de París), advirtió a sus empleados: “¿También quieren que les cerremos el paso aquí?”.

 

Triple, cuádruple y múltiples vallas en torno a la nueva sede por doquiera se quisiera acceder: las de los policías, las rejas en sí mismas y la de los propios manifestantes, desde los del SME, pasando por los de la Confederación Revolucionaria, los del Movimiento de Izquierda Democrática, hasta los del Movimiento #YoSoy132.

 

En el deambular para intentar el ingreso por algún resquicio, nos encontramos a Gerardo Fernández Noroña. Caminaba aprisa por la calle de París celular en mano: “Sí, ya, ya me dijeron que rompieron la valla en Madrid, ¡voy para allá!”, dijo, y apresuró el paso.

 

Efectivamente, entre gritos y jaloneos, lograron el paso varias camionetas con un buen número de senadores con los que, al final de cuentas, se logró el quórum (83) para iniciar la sesión allá adentro. Minutos después, el ex diputado del PT tuiteaba: “Nos retiramos del lugar con la conciencia de que tuvieron que usar la violencia para entrar. Volveremos, no nos intimidan con su violencia”.

 

Hora y media después escuchamos al senador perredista Alejandro Encinas declararle a Denise Maerker que no había tal bloqueo, que él pasó por la puerta principal tan tranquilo… ¡Por favor!

 

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COMO SALTIMBANQUIS.- Tras lo ocurrido ayer en la nueva sede del Senado, los señores legisladores andarán como saltimbanquis, huyéndoles a los manifestantes, en estos 30 días que tienen para revisar y votar la reforma laboral aprobada ya en la Cámara de Diputados.

 

Ayer acordaron poder sesionar en la antigua sede de Xicoténcatl, o en cualquiera de las salas ubicadas en Reforma 135. Y si tampoco ahí se puede, pues en algún local en el DF que autorice la mesa directiva.

 

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A ORDENAR LA CASA.- Desde la Fundación Colosio, César Camacho anuncia la “urgente necesidad” de que el gobierno de Enrique Peña Nieto cuente con una administración pública “diferente a la que está en vigor”.

 

El cambio que se requiere, indica, no sería sólo desde la óptica de la racionalización de los recursos públicos -de 2006 a 2010 aumentó el gasto corriente del gobierno federal en 307 mil millones de pesos, y creció más del doble el número de servidores públicos de mandos superiores: pasó de cuatro mil 95 a ocho mil 217- sino que también revisarían procesos, oficinas, autoridades, mecanismos.

 

Como quien dice, pondrán patas pa’rriba la casa (la administración actual) para limpiar, barrer y sacudir, porque desde hace 40 años no ha recibido una restructuración de fondo y armarán una nueva organización. ¡La divertida que nos vamos a pegar con eso!

 

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GEMAS: Regalito del senador Jorge Lavalle Maury al instalar la Comisión de Administración: “Los senadores mostraron su compromiso con la rendición de cuentas a los ciudadanos”.

 

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