La reunión de los integrantes del Pacto por México, efectuada el martes por la noche, tuvo una ausencia notable: la del PRI. Ni el dirigente nacional priista, César Camacho, ni sus asesores en esa mesa, estuvieron en ese encuentro realizado en la Secretaría de Gobernación donde se acordó, según el comunicado oficial, discutir una reforma electoral en el próximo periodo extraordinario del Congreso, al mismo tiempo que se discute la reforma energética.
El acuerdo alcanzado por los secretarios de Gobernación, Miguel Osorio, y de Hacienda, Luis Videgaray, con los dirigentes del PAN, Gustavo Madero, y del PRD, Jesús Zambrano, contradice lo que quería el PRI, que antes de esa reunión en Bucareli, había expresado públicamente que no aceptaba las “condiciones” de la oposición para discutir al mismo tiempo la reformas política y energética.
“Lo político-electoral le importa a los políticos. Ganar mejor, multiplicar empleo y tener un México próspero nos importa a todos los mexicanos, primero México y luego los partidos”, dijo el lunes pasado César Camacho al insistir en que su partido quería primero la discusión energética y en otro momento la política.
La misma posición fue expresada por otros priistas de la cúpula. Emilio Gamboa, coordinador de los senadores, y Manlio Fabio Beltrones, líder de los diputados priistas, también rechazaron “chantajes” del PAN y el PRD y se pronunciaron porque en el extraordinario sólo se discuta la reforma energética y no la política como había condicionado la oposición.
Pero la noche del martes, en un intento desesperado de salvar el Pacto por México, Osorio y Videgaray acordaron con el PAN y el PRD emparejar la discusión de las dos reformas, aún en contra de la posición del PRI. La pregunta es si esos acuerdos los avaló también el Revolucionario Institucional antes de la reunión del Pacto o si los dos “súper secretarios” pactaron por encima de la cúpula priista que no estuvo presente en la reunión.
Todavía ayer, priistas como el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Arroyo, insistía en que no se debe condicionar o anteponer la reforma político-electoral a los temas fiscal y energético. "Tenemos que, sin dejar ningún tema de lado, ocuparnos de inmediato del crecimiento económico y revisar todos los temas que tengan que ver con régimen de gobierno y con normalidad democrática, pero no anteponer uno al otro porque el proceso parlamentario tiene sus tiempos", dijo.
Entonces ¿está o no el PRI de acuerdo con lo que anunció el Pacto por México? Una de dos: o los priistas cedieron o los dobló el gobierno para que los dos temas se discutan en paralelo, aunque habría que ver qué tipo de reforma política aceptó el PRI.
Ayer mismo, antes de la reunión del Pacto por México, César Camacho y su equipo se reunieron con los dirigentes del PAN y el PRD en el Hotel Four Seasons y al parecer ahí acordaron dividir la reforma política. Es decir que en el extraordinario sólo se discutirá la parte electoral, los puntos del “adendum” que firmaron los partidos y el gobierno sobre delitos y violaciones cometidas en los pasados comicios del 7 de julio, y lo relativo a la reforma política del DF. Ni la reelección, ni la segunda vuelta, ni mucho menos el tema de un IFE nacional entrarían en el extraordinario y quedarían para después de aprobada la reforma energética.
El mismo acuerdo lo ratificaron después, ya pasadas de las 11 de la noche, los secretarios Videagaray y Osorio con Madero y Zambrano. Es decir, que para salvar de la muerte al Pacto por México y permitir que avance primero la reforma a Pemex, el PRI y el gobierno le darán a la oposición una ”reforma electoral chiquita” -como la llamó el senador perredista Miguel Barbosa- y habrían dejado fuera los grandes cambios al sistema político.
Eso podría explicar la ausencia del PRI en la reunión del Pacto en Bucareli y la maniobra de resucitación (RCP) que lograron darle al Pacto por México Videgaray y Osorio. Falta ver si le cumplen a la oposición o si, una vez que se apruebe la reforma a Pemex, los cambios políticos de fondo, que no le gustan ni a los priistas ni al gobierno, no se envían de vuelta a la congeladora.