Uno de los logros visibles más importantes que ha alcanzado Enrique Peña Nieto y su equipo a escasas semanas de asumir la Presidencia de la República, tiene que ver con la formación de expectativas económicas.

 

No he visto aún ninguna encuesta al respecto a población abierta, pero el índice de confianza a diciembre que publicaron INEGI y Banco de México el pasado martes 8 de enero, deja ver un importante repunte en las expectativas que se tienen sobre la marcha de la economía.

 

De hecho el subíndice que mide la situación económica esperada dentro de 12 meses -es decir, hacia diciembre de 2013- creció 8% respecto de noviembre anterior. Un salto importante en la percepción de la marcha económica futura que perciben los consumidores.

 

Este clima de altas expectativas económicas es el que ya se percibe en buena parte de los sectores y grupos de población como resultado de una política deliberada de comunicación e imagen del gobierno de Peña Nieto para transmitir mensajes positivos, del “sí se puede”, y de convencimiento de una alta capacidad de realización por parte de su gobierno.

 

Hasta ahora la campaña de percepción ha sido exitosa, aunque aún falta mucho trecho por recorrer para alcanzar resultados reales derivados de la marcha económica.

 

En fin. A lo que quiero llegar es a que los mercados financieros se mueven básicamente por expectativas y percepciones, y en ese terreno la campaña de Peña Nieto también ha surtido efectos positivos combinada, para su suerte, con una mejor percepción sobre el derrotero de la economía estadunidense y de las europeas.

 

Así, el mercado accionario mexicano parece comenzar con el pie derecho para transitar un año que podría ser fabuloso para su desempeño por cuatro sencillas razones:

 

1. Porque los vientos de reformas económicas prometidas generan nuevas expectativas para empresas y sectores con fuerte presencia en el mercado de valores.

 

2. Porque la menor rentabilidad esperada en los bonos de largo plazo del Tesoro provocará mayores flujos de capitales externos que buscarán selectivamente acciones mexicanas.

 

3. Porque se esperan nuevas colocaciones accionarias relevantes en el mercado local, que ampliará la oferta de títulos para los fondos institucionales (ayer Grupo Sanborns anunció esta intención).

 

4. Porque sectores prácticamente ausentes del mercado de valores local, como el energético, pueden aparecer como jugadores relevantes en los mercados de capitales locales aprovechando la liquidez que existe.

 

5. Porque los procesos de institucionalización en los que se ha embarcado la Bolsa Mexicana de Valores para contrarrestar sus problemas de credibilidad de antaño, ayudará a generar mayor confianza entre los inversionistas.

 

Evidentemente que todas estas expectativas están ancladas en la concreción de los compromisos que detalla el Plan por México, especialmente en el campo de las infraestructuras, de la energía, y de las telecomunicaciones, sectores intensivos en capital. Pero también en la expectativa de que la economía estadunidense ya ha iniciado su lenta recuperación, y que las principales economías europeas han tocado fondo para que, en algún momento de 2013, reviertan las tendencias recesivas en la que aún se encuentran y reinicien su crecimiento hacia los albores de 2014.

 

Con estas expectativas encima la Bolsa mexicana espera un muy buen 2013.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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