El 2012 será seguramente recordado por muchas razones: el año que logramos más medallas en nuestra pobre historia olímpica, el año en que se alcanzaron los 100 mil muertos en el sexenio de Calderón, el primer campeonato mundial de una selección de futbol mexicana, el periodo en el que la informalidad rebasó a la formalidad en la economía nacional, etc. Pero en lo político, sin duda, este que termina será recordado como el año del regreso del PRI a Los Pinos.
Porque en este 2012 la alternancia política que comenzó en 2000 con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia y continuó en 2006 con el cuestionado triunfo de Felipe Calderón, dio un giro de 180 grados para volver al punto de partida: el retorno al poder del mismo partido al que se le consideró obstáculo para la democracia en el país y que, sin embargo, ante el fracaso de las administraciones del PAN y la decepción que provocaron en la sociedad, paradójicamente hoy ese mismo PRI vuelve con promesas de cambio y reformas que no pudieron hacer los que se llamaron “partidos del cambio”.
Mucho se discutió antes de las elecciones de julio de este año si el país retrocedería al pasado, si habría un intento de restauración del viejo régimen con el PRI de nuevo en Los Pinos. Las señales que ha dado hasta ahora Enrique Peña Nieto, si bien buscan recuperar en la forma algunos estilos de gobernar -una Presidencia fuerte, una Secretaría de Gobernación reforzada y un gabinete de mucha operación política- en el fondo los mensajes del nuevo gobierno apuntan más bien a un priismo que busca adaptarse a una nueva realidad social y política en México, proponiendo reformas y cambios constitucionales que resuelvan problemas de los mexicanos.
Más que restauración, lo que está proponiendo Peña Nieto es una reinvención del PRI y de los estilos priistas de gobernar en busca, primero, de las reformas que le permitan dar la imagen de un gobierno efectivo, y segundo, de apostarle a una nueva permanencia del viejo partido en el poder. Si en su antigua etapa los priistas se quedaron 70 años en el poder, y el PAN sólo aguantó dos sexenios en la Presidencia ¿cuánto tiempo mantendrán los mexicanos al PRI en el poder en este retorno? ¿O habrán entendido ya los electores el valor de la alternancia y en 2018 probarán nuevas opciones?
Es prematuro ahora saber si estamos ante el inicio de una nueva era priista o si su regreso al poder será fugaz y depende de muchas circunstancias, pero por lo pronto, en los albores de este sexenio, se perfila un priismo que, aunque fiel a su cultura, vuelve a aglutinarse fielmente en torno al presidente; todavía tendrá que dar muestras de cambio en su partido para que muchas de las propuestas del gobierno de Peña Nieto -una Comisión Nacional Anticorrupción, leyes que regulen y vigilen a los gobernadores, mayor transparencia en el uso de recursos públicos- tengan verdadero sentido y no choquen con la cultura tradicional del PRI.
En todo caso veremos en 2013 aterrizar los primeros compromisos de gobierno hechos por el nuevo presidente; sabremos si camina la reforma educativa que de último momento pudo modificar Elba Esther Gordillo y sus tentáculos del SNTE; sabremos si sus promesas de apoyos económicos para madres y adultos mayores se sostienen financieramente y si avanza su Cruzada Nacional contra el Hambre, y sobre todo si se está cumpliendo el llamado Pacto por México con sus ambiciosas y urgentes metas.
NOTAS INDISCRETAS… Despedir un año nunca es fácil porque quedan atrás vivencias, alegrías, triunfos, fracasos. De este 2012 yo me quedo con la experiencia de haber sido parte de este gran diario que es 24 HORAS y poder a través de sus páginas expresar y escuchar a sus lectores. Gracias a todos, a los que coincidimos y a los que no, a los que reconocen y también a los que nos critican, porque gracias a ustedes seguimos aquí y le daremos la bienvenida a un nuevo año. Felicidad, salud y trabajo para todos ustedes en este año que inicia, que lo demás viene solo… Los dados se guardan en el cajón y vuelven a girar hasta el lunes 7 de enero de 2013.