Pues así como ellos mismos hicieron referencia al “estilo personal” de los presidentes de la República a los que les tocó servir como voceros, o directores de comunicación social, o jefes de prensa, según la época -hecho que influyó mucho en la forma como desempeñaron su trabajo, según mencionaron-, también cada uno dejó ver ayer su propio “estilo” en el foro convocado por la Universidad Iberoamericana.

 

Con José Carreño como moderador, unos arrancaron carcajadas, como Fernando Lerdo de Tejada (quien trabajó con Ernesto Zedillo). Fue cuando habló de la diferencia tan grande que se encontraron entre lo que se pensaba y la realidad y tuvieron que hacer un relanzamiento de la visión y de la política del gobierno:

 

“En lugar de ver El pianista terminamos viendo Iron Man…”, soltó, ante el regocijo general de los presentes. Bueno, no de todos, a Otto Granados (director de comunicación con Carlos Salinas, predecesor de Zedillo) no le hizo mucha gracia.

 

Otro que entusiasmó con sus anécdotas fue Rubén Aguilar, vocero inigualable de Vicente Fox (fue el quinto en ocupar ese cargo durante el gobierno de la alternancia), e inolvidable por aquella su frase de “lo que el presidente quiso decir…”.

 

Con decir que empezó por contar que cuando Fox lo llamó para ocupar el cargo lo único que le dijo, como si fuera gerente de Coca Cola, fue: “Es tu responsabilidad, ¡haz lo que quieras!”. Y claro, nunca le consultó nada… y tampoco logró convencerlo de otras cosas, como el de articular la comunicación bajo un paraguas: el mito de haber sacado al PRI de Los Pinos.

 

Luis Fernando Solana (uno de los cinco comunicadores en el gobierno de José López Portillo) dejó perplejos a algunos cuando con todo desparpajo soltó que “(Francisco) Galindo Ochoa -su sucesor en el cargo- echó a perder toda la labor que había hecho” en materia de derecho a la información”.

 

Imposible olvidar, recordó, aquella frase de Galindo Ochoa: “No pago para que me peguen”.

 

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AFORTUNADAMENTE, NO ES REPETIBLE.- Carlos Almada, primer vocero de Zedillo, sería quien subrayaría el hecho de que El estilo personal de gobernar (libro de Daniel Cosío Villegas) “marca mucho el tono que se da en la oficina de Comunicación Social”.

 

Y fiel a su estilo prudente, apuntaría que es un honor servir a un presidente en esa posición, pero “afortunadamente, no es repetible”.

 

En cambio Otto Granados de plano soltó que fue una función -la de director de Comunicación Social de Salinas- a la que no aspiraba, “y luego me fui a algo menos indecente”.

 

Seguramente se dio cuenta de la rudeza de su expresión por la exclamación que se levantó entre los presentes, por lo que para cerrar su exposición agregó que recordando aquellos tiempos “fui tremendamente feliz en esa tarea, pero creo que no lo volvería a hacer”.

 

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A ENDEREZAR EL RUMBO.- Alejandra Sota la llevaba difícil por lo reciente del gobierno de Felipe Calderón y las críticas que se han hecho (incluso del propio ex presidente) sobre su incapacidad para comunicar sus logros.

 

Fue parca, seria (Max Cortázar, su antecesor, no asistió al evento), y ella misma reconoció que a su llegada al cargo, en los dos últimos años del gobierno, se intentó “enderezar un poco el rumbo” ante la “falta de narrativa más integral”.

 

Por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto acudió Roberto Calleja en el lugar de David López. Y como él mismo diría con buen humor: “Estamos en medio del ruedo y estamos tratando de hacer la mejor faena posible”. Así que la hora de los cocolazos aún no les llega.

 

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GEMAS: Obsequio de Mario Riorda: “Decir que gobierno bien pero comunico mal no es un problema de comunicación, es un problema de política”.

 

anayamar54@hotmail.com | @marthaanaya

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