Ya se presumía que los resultados no eran los esperados. Y los comerciantes del país, en lo individual, lo venían comentando reiteradamente en voz baja aunque el mensaje público de sus gremios decía lo contrario.
El hecho es que los resultados han mostrado que el Buen Fin –aquella campaña comercial impulsada desde el gobierno calderonista para levantar las ventas minoristas después de la crisis, anticipándose a las ventas navideñas- no ha rendido los frutos esperados desde que se implementó.
Ayer INEGI dio a conocer que las ventas al menudeo cayeron 3.65% durante diciembre respecto de noviembre pasado -una caída que sorprendió incluso a los más pesimistas- y que fue mucho mayor que el incremento de 1.09% que se vio durante noviembre influenciado por el efecto del Buen Fin.
Pero si las caídas en las ventas al menudeo sorprendieron, las ventas mayoristas fueron un desastre durante diciembre (-8.8% en términos anuales).
De alguna manera estas variaciones negativas ya se presumían con un avance raquítico de 0.35% en el índice global de la actividad económica a diciembre en relación a noviembre anterior que había dado a conocer INEGI hace algunos días.
Los resultados obligan a los comerciantes del país a replantear el futuro y la estrategia del Buen Fin, un programa que –como muchos otros que se articularon desde la secretaría de Economía- fue producto de la improvisación gubernamental y a la que los líderes gremiales no opusieron resistencia a pesar de sus previsibles consecuencias.
Este experimento comercial que en países como Estados Unidos con una población con un alto poder adquisitivo, una vocación de consumo muy distinta a la nuestra y una feroz competencia comercial, se convirtió en una explosión de ventas de un solo golpe, que se agrega a las ventas anuales del comercio; aquí en México lo único que desató fue un tímido adelanto en las compras navideñas de algunas familias y, en no pocos casos, un mayor endeudamiento en el crédito al consumo a través de las compras a pagos diferidos.
La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales que encabeza Vicente Yáñez, se ha cegado ante la realidad del fracaso del Buen Fin; pero las cifras y el ánimo de sus agremiados terminarán por hacerles reconocer que, o rehacen su estrategia o, de plano, terminan con aquella ocurrencia llamada El Buen Fin.
SÍGALE LA PISTA…
Vaya que si la agenda legislativa se está poniendo al rojo vivo. Ya el senador Javier Lozano, un conocedor del asunto, se adelantó y puso sobre la mesa su propuesta de reforma de telecomunicaciones en pleno alboroto. También se cocina en el gobierno federal la discusión sobre cómo enfrentar la problemática de la deuda de estados y municipios. Y por si no faltara más, las reformas a la ley de competencia económica ya están por entrar al horno. Así que la semana que entra el horno no estará para bollos.
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