El año pasado China superó a Estados Unidos y se convirtió en el país con el mayor flujo comercial de bienes del mundo, según las cifras estadísticas oficiales que dieron a conocer ambas naciones.

 

La suma de exportaciones e importaciones de bienes de China llegó a 3.87 billones de dólares, mientras que la estadunidense se quedó en 3.82 billones; en buena medida se explica por el acelerado crecimiento de las exportaciones chinas -en el último mes crecieron a 25% anual- que desde 2009 hicieron ya de la economía oriental el mayor exportador del mundo. Si bien las cifras que arrojan los organismos oficiales chinos tradicionalmente se han cuestionado, la tendencia alcista del comercio chino parece incuestionable.

 

Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo y por mucho. El PIB estadunidense -que alcanzó 15 billones de dólares en 2011- duplica al de China, con 7.3 billones en ese año. Lo mismo ocurre con el comercio si al total de bienes comerciados se suma el flujo comercial de servicios. En ese renglón Estados Unidos mantiene su liderazgo.

 

Sin embargo, nadie puede dudar que a la velocidad con la que han caminado ambas economías en la última década, China remontará la supremacía económica de Estados Unidos en éstos y otros rubros, en un tiempo relativamente corto.

 

La influencia comercial china para grandes zonas del mundo es innegable, comenzando por la Unión Europea, con economías como Alemania o Francia, cuyas exportaciones al mercado chino son fundamentales para el dinamismo de su crecimiento. Por eso es impensable una solución duradera a la crisis europea sin la participación decidida del gobierno y del banco central chino y de sus mayores empresas.

 

Lo mismo ocurre con América del Sur, Centroamérica o África, regiones cuyo fuerte crecimiento económico de los últimos años no se podría explicar sin las importaciones chinas de materias primas. Muchos de estos países han establecido una relación comercial del mismo peso o mayor que el que tuvieron históricamente con Estados Unidos. Y como le dijo ayer Jim O’Neill, el presidente de Goldman Sachs Asset Management y el creador del concepto BRIC, a Bloomberg, “para muchos países del mundo, China se ha convertido rápidamente en el más importante socio comercial bilateral”, y “para el final de la década, muchos países europeos harán más comercio con China que con sus socios bilaterales en Europa”.

 

En el balance, la crisis económica -y política- estadunidense y europea ha beneficiado al liderazgo comercial chino que ha reforzado sus volúmenes comerciales con sus socios en las dinámicas economías emergentes y ha ganado liderazgo estratégico con los países desarrollados.

 

Más allá de si las más recientes cifras demuestran que China es ya el mayor comerciante del mundo o si esta posición la alcanzará en unos cuantos meses más, lo cierto es que el liderazgo comercial chino no es especulativo, es una realidad.

 

Por eso, el gobierno mexicano debe reactivar una política comercial mucho más agresiva, decidida y abierta, que la seguida hasta ahora. Dar nuevos pasos para renovar y profundizar el TLCAN, ampliar y profundizar la Alianza del Pacífico, e insertarse en el Acuerdo TransPacífico para ganar nuevos mercados en una zona de alto dinamismo económico, deben ser objetivos por alcanzar en el corto plazo. El comercio debe ser plataforma del crecimiento.

 

samuel@arenapublica.com @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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