En el entorno de Enrique Peña Nieto –aquellos que le hablan al oído al Presidente ya sea por su posición en el gabinete, por su cercanía en Los Pinos o porque son sus amigos desde hace tiempo– hay dos posiciones diametralmente opuestas hacia Manlio Fabio Beltrones:
Aquellos que lo quieren destruir o anular por completo –políticamente hablando– y quienes quisieran verlo ya, en cuanto pasen las elecciones intermedias, como secretario de Gobernación.
(Efectivamente, como secretario de Gobernación y no como presidente del PRI, que es lo que quisiera Beltrones para mantener cierta independencia y evitar convertirse en “empleado” del Presidente de la República).
Estas dos posiciones corren paralelas desde que inició el sexenio, si no es que desde antes: cuando arrancó la carrera presidencial y ambos políticos compitieron por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República.
Pero viene a cuento ahora porque el encontronazo entre ambas posturas se recrudeció –como era de esperarse– en estas últimas semanas en razón a los tiempos electorales, al término de la legislatura (Manlio Fabio deja de ser diputado) y al desgaste que han sufrido algunos de los integrantes del gabinete.
Unos quieren cerrarle el paso hacia cualquier posición política importante y mandarlo a descansar a su casa. Otros, mencionábamos, lo quieren en Bucareli porque consideran que podría controlar mejor que la dupla Miguel Osorio Chong-Luis Enrique Miranda los conflictos que surgen y se esparcen por el país.
Manlio sería incapaz de decir que un gobernador no le hizo caso, apuntan quienes consideran que hay que aprovechar la capacidad del ex gobernador de Sonora.
El caso es que, en estos momentos, el primer hecho evidente y público de esa guerra interna (“fuego amigo”, diría Diego Fernández de Cevallos) es lo ocurrido con Claudia Pavlovich.
Cierto que a la candidata priista al gobierno sonorense (protegida e impulsada por Beltrones) la pillaron con los dedos en la puerta. Pero aquí lo importante, según los propios priistas, “es ver de dónde vino el golpe”.
Y sin más dan paso a la siguiente frase: No te equivoques, el pleito es con Manlio.
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DE ALGO VALIÓ LA TÓMBOLA.- Mucho le criticaron a Morena el haber elegido por medio de una tómbola a una buena parte de sus candidatos a diputados plurinominales. Pero lo cierto es que los afortunados están encantados. Y más aún el propio Andrés Manuel López Obrador.
Según nos cuenta José Agustín Ortiz Pinchetti, el sistema de la tómbola “redujo notablemente la conflictividad en el partido” y de paso le quitó una buena parte de la carga al tabasqueño pues él venía siendo “el gran mediador”.
Hasta ahorita, de todo lo que fue el proceso de elección de candidatos, sólo hay 50 impugnaciones (ninguna de los pluris) en el tribunal interno del partido.
Pero además, los morenos se organizaron un Centro Provisional de Mediación –lo encabeza precisamente Ortiz Pinchetti– cuya función es conciliar a las partes y buscar que lleguen a un acuerdo voluntario.
Si la mediación no funciona, entonces el asunto se va al tribunal interno.
De las 50 impugnaciones que hay en este momento en Morena, alrededor de 20 o 30 “son mediables”, refiere el ex consejero del IFE. Pero lo que más le entusiasma es que, si Morena se fortalece y aplica recursos a la instancia mediadora, se puede crear un sistema de mediación con cinco ramas en el país (una por circunscripción).
Y además, sueña en voz alta Ortiz Pinchetti, “se volverá una escuela de mediadores”.
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LA UPAEP ANIMARÁ EL COTARRO.- En medio de la efervescencia electoral, la Universidad Popular Autónoma de Puebla se propuso también animar a la ciudadanía a participar y para ello organizó un foro que arranca hoy bajo el título “Construyendo Ciudadanía para la nueva democracia”.
Abre el ciclo de conferencias el ex presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde y se espera que cierre el viernes la ex primera dama Margarita Zavala (hablando sobre las mujeres en la política).
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GEMAS: Obsequio del senador Mario Delgado al anunciar “humo blanco” para la reforma política del DF: “Qué bueno que el efecto Morena esté provocando que algunos se vuelvan más progresistas”.