Uno de los mejores ejemplos que hoy tenemos en el país de desarrollo sectorial con una visión de mediano plazo es el de la industria aeroespacial.
En la última década esta industria ha crecido a una tasa promedio anual de 20% y su tasa anual de exportaciones supera esa cifra. El año pasado las exportaciones de partes y componentes aeroespaciales crecieron 24.2% para llegar a 5,400 millones de dólares y de mantenerse ese ritmo en los siguientes tres años, en 2015 podría alcanzar exportaciones por más de 9 mil millones de dólares con 37 mil empleos generados.
De hecho este acelerado ritmo de crecimiento del sector ya ha colocado al país como el principal destino de inversión extranjera directa para la industria aeroespacial en el mundo y dada esta tendencia, es muy probable que en poco tiempo se superen las 300 empresas instaladas en el país, de las 287 que ahora existen.
La pregunta es qué se ha hecho bien en este sector que en pocos años ha rendido frutos al por mayor y que ya camina rumbo a convertirse en un puntal del crecimiento para la industria mexicana. Si la respuesta cabe en una sola palabra, ésta sería “integración”.
Muy pocos sectores han logrado integrar los factores necesarios para ganar competitividad en tan poco tiempo, como lo hizo la industria aeroespacial. La suma de incentivos fiscales, financiamiento, infraestructura disponible, así como la inversión en entrenamiento y especialización de capital humano, y con un plan de mediano plazo en la mano, fueron claves para el repunte del sector.
Pero esos factores no llegaron solos. Fueron diseñados, impulsados y gestionados fundamentalmente por los gobiernos locales, con la ayuda del sector privado y el gobierno federal. Claramente el gobierno de Querétaro ha jugado un papel relevante en la creación de un poderoso clúster aeronáutico que atrae inversiones millonarias cada año al estado con una importante derrama de puestos de trabajo.
Esta integración de factores hizo posible que se aprovecharan las naturales ventajas geográficas de cercanía con el mayor mercado mundial de consumo de componentes y de partes para aviones y helicópteros, además de aprovechar la oportunidad que ofrecía el repunte de la aviación global por la expansión tanto de las líneas aéreas de bajo costo, como de la agresiva renovación de flotas aéreas en el mundo, especialmente de las asiáticas.
Sin esa integración de factores, de intereses y de esfuerzos, que aprovechó la oportunidad y las ventajas competitivas del país, hubiera sido imposible que se soñara siquiera en alcanzar montos de exportación por más de 12 mil millones de dólares anuales para finales de sexenio, como se espera.
Y por si algo faltaba, para finales de año -o a más tardar inicios del siguiente- la canadiense Bombardier ensamblará totalmente el primer avión hecho en México, en su planta de Querétaro. Un signo más del despegue de este sector.
SÍGALE LA PISTA…
- MENOS CRECIMIENTO. En su Anuncio de Política Monetaria del 12 de julio pasado el Banco de México ya había adelantado que reduciría su estimado de crecimiento económico para el año. Pues bien ayer sus economistas confirmaron que la economía crecerá menos, en un rango de 2% a 3%. Mientras tanto Luis Videgaray en Hacienda insiste en que se crecerá más del 3%. ¿Por cuánto tiempo más?
- PRODUCTIVIDAD. En unos días más INEGI dará a conocer un reporte con nuevos datos sobre la productividad de los factores de la economía, lo que nos dará una idea mucho más precisa acerca de la capacidad real de la economía para crecer. El reporte de INEGI se publicará previo a la presentación del Programa Especial para la Democratización de la Productividad que anunció el secretario de Hacienda y que se hará a más tardar el 31 de agosto.
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