Ayer el tipo de cambio que determina el Banco de México, el llamado FIX, fue de 12.1588 pesos por dólar. Este es un precio promedio del mercado de divisas al mayoreo que el banco central fija a las 12:00 horas de cada día.

 

Esta cotización es la menor desde agosto de 2011, aunque aún está lejos de los 11.54 pesos por dólar registrado en abril de ese mismo año. Tres años antes, en agosto de 2008, el tipo de cambio peso-dólar tocó el punto más bajo durante la última década: 9.9 pesos por cada billete verde.

 

La revaluación de 0.38% del peso al cierre de hoy fue un motivo adicional para que la Comisión de Cambios, que encabeza la Secretaría de Hacienda, diera por suspendida la subasta de venta de dólares que había establecido en noviembre de 2011 con el propósito de proveer de liquidez al mercado cambiario en situaciones exactamente contrarias a las que hoy prevalecen. Incluso, podría decirse que la decisión anunciada no sólo es poco significativa para el mercado, sino incluso tardía.

 

No es difícil adivinar que el peso seguirá revaluándose en los próximos meses como ya han advertido la mayor parte de los analistas bancarios, aunque la más reciente encuesta que realiza Banamex, publicada el 5 de abril pasado, todavía luce un pronóstico conservador en 12.30 pesos por dólar al cierre de año y 12.20 al cierre de 2014.

 

Pero la enorme liquidez global provista por los bancos centrales, las tasas de interés cercanas a cero en la mayor parte de los mercados desarrollados del mundo, la volatilidad económica europea, y la atracción del peso mexicano (por una economía con mejores perspectivas de crecimiento, con tasas reales superiores especialmente en los bonos M, con alta liquidez en sus mercados de renta fija, y con una trayectoria fiscal y monetaria que ofrece confianza), son factores que hacen prever la llegada de nuevos capitales financieros en lo que resta del año.

 

En un reporte que ayer publicó Bank of America Merrill Lynch se pronostica que el monto invertido en México por parte de los fondos de inversión minoristas japoneses (Toshin) se multiplicarán por tres de aquí a finales de 2014. Es decir, pasarán de los actuales 2.7 miles de millones de dólares a ocho mil millones de dólares. El monto no es inconcebible dada la enorme liquidez de estos fondos -como de otros tantos europeos y estadunidenses- que buscan mayores rentabilidades en mercados (y monedas) emergentes confiables.

 

Si esta perspectiva de nuevas oleadas de capitales se confirma en los próximos meses, tendremos un peso más fuerte por debajo de los 12 pesos por dólar probablemente por un tiempo prolongado, con las consecuencias naturales sobre la balanza comercial (encarecimiento de las exportaciones y abaratamiento de las importaciones) en momentos en que la competitividad en el comercio exterior es crítica.

 

De allí la importancia del viaje reciente del presidente Peña Nieto a Asia en búsqueda de reducir los fuertes desequilibrios comerciales que se tiene con esa región, especialmente con China y Japón.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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