La tarde del domingo, desde las oficinas de campaña del PRI en Tijuana, salió una orden: “Tráiganse varias botellas de whisky para celebrar”. A esas horas, apenas cerradas las casillas electorales, el dirigente nacional priista, César Camacho Quiroz, y el candidato a gobernador, Fernando Castro Trenti, acababan de recibir el dato de una encuestadora que les aseguraba que habían ganado y que la ventaja les favorecía en la votación por la gubernatura. El dueño de esa encuestadora había convencido a Castro que iba adelante y éste a su vez convenció a Camacho, quien decidió salir a anunciar el supuesto triunfo invocando al mártir priista Luis Donaldo Colosio, masacrado, precisamente en esa misma ciudad fronteriza.
De poco valió que el mismo Camacho y su candidato hubieran recibido antes la información de otras dos encuestadoras, contratadas también por priistas, que les decían lo contrario: “Se cruzó la votación y el PAN va arriba por tres puntos”, les dijeron las otras encuestadoras que prefirieron ignorar para escuchar el canto de las sirenas de la otra firma, vinculada a Los Pinos, que les decía que habían ganado.
Durante casi toda la jornada, a partir del mediodía, fueron varias las empresas de medición que registraron el avance del abanderado del PAN-PRD, Kiko Vega, por encima del candidato del PRI. Ese dato lo sabían en la Secretaría de Gobernación y lo conocieron también, antes del cierre de casillas, en el Cisen. Incluso, desde Bucareli, hubo llamadas del secretario para pedirle al “cuarto de guerra” priista que “tuvieran calma”, que “sabían cómo venía todo”.
Todo eso no importó a la hora de tomar la decisión de salir; como si el objetivo más que ganar realmente, pues sabían que no había sido así, fuera meterle ruido al proceso y seguir una estrategia de contención o de control de daños; el líder del PRI no tuvo empacho en levantarle la mano a su candidato y declararlo ganador, cosa que, por cierto, no hizo, según se ve en los videos del momento, otro personaje del tricolor que también asistió a esa conferencia de prensa con una seriedad inocultable en el rostro: Manlio Fabio Beltrones.
Vendría después la conferencia del otro bando, el del PAN-PRD, donde también proclamaban ganador a su candidato, con base en sus propias encuestas, y se desataba la incertidumbre que hoy ha llevado la elección al terreno del recuento de los votos y las actas computadas. Y la duda vuelve a ser la misma: ¿qué buscaba el PRI, su dirigente nacional y su candidato al declararse ganadores a sabiendas de que habían perdido y con base en datos dudosos de una de sus encuestadoras contratadas? Al parecer sólo tiempo antes de que en las siguientes horas tengan que reconocer la derrota.
Asistentes al “cuarto de guerra” priista aquella noche no cuentan qué pasó con las botellas de whisky, pero está claro que si éstas se abrieron ya no fue para festejar y, si acaso lo hicieron, el licor de la malta sirvió más bien para pasar el trago amargo.
NOTAS INDISCRETAS… Vaya escándalo el que se le viene a la PGR de Jesús Murillo Karam. Resulta que al general Ricardo Escorcia, uno de los militares de alto rango que fueron liberados por no encontrarse elementos en su contra, le aseguraron durante su detención, el sexenio pasado, diversas propiedades y bienes, y ahora que salió libre no aparecen dos pistolas de un total de seis armas de colección que le fueron retenidas por la PGR. Sus abogados ya presentaron la denuncia pero cuentan que en la procuraduría simplemente dicen que no saben dónde quedaron. Quién sabe si se las robaron funcionarios del anterior o del actual sexenio pero no deja de ser escandaloso y vergonzoso que en la Procuraduría General de la República haya ladrones y se desaparezcan cosas. Ahora sí que al general Escorcia ni siquiera le alcanzó para el típico “usted disculpe” ¿Le devolverán sus pistolas o al menos le resarcirán el daño?.. Por un error del columnista el nombre de Liébano Sáenz se escribió ayer en este espacio con “v” labio dental en lugar de la “b” labial con que lo escribe el personaje. Disculpa a los lectores… Se guardan los dados. Semana redonda.