Hoy, 26 de marzo, se cumple un mes de la detención de Elba Esther Gordillo. De entonces a la fecha, poco se ha hecho público sobre la investigación que se le sigue a la ex lideresa del SNTE, quien ha sido acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada.
Llama aún más la atención el que, tras el fortísimo impacto mediático del arresto, las propias autoridades hayan bajado al mínimo el tono en torno a la más espectacular acción de autoridad del gobierno entrante, al grado que apenas en entrevistas banqueteras -y prácticamente obligados por las preguntas- hacen algún comentario al respecto.
Vaya, ni siquiera Enrique Peña Nieto mencionó durante el discurso con motivo de sus primeros cien días de gobierno, el hecho que llevó a Gordillo tras las rejas en el penal de Tepepan. Como si ni siquiera hubiera ocurrido.
Algunos señalan que el manejo que se le está dando al caso de la Maestra es para no “politizar” el tema. Argumento poco convincente, por decirlo suavemente, cuando se trata de la mujer que tuvo y utilizó como pocos su poder político a lo largo de la última década desde la dirigencia del SNTE.
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OSORIO CHONG EN SITUACIÓN INCÓMODA.- Desde las primeras horas de la captura de Elba Esther, el secretario de Gobernación se hizo a un lado, por lo que a la información mediática se refiere.
Se reunió, sí, con integrantes del gabinete y varios gobernadores del país la misma noche en que la Maestra era trasladada al reclusorio. Recibió incluso a la hija de la Maestra, Mónica Arreola. Pero a través de la dirección de comunicación social hizo saber a los periodistas que sólo la Procuraduría General de la República proporcionaría información sobre la dirigente magisterial.
Más allá de los beneficios de centralizar la información, Miguel Ángel Osorio Chong se hallaba, en términos personales, en una situación muy incómoda pues él era uno de los principales aliados de Gordillo. Recordemos tan sólo que en 2003, cuando la profesora coordinaba a los legisladores priistas en San Lázaro, el hidalguense era uno de los consentidos de Elba Esther, junto con Miguel Ángel Yunes Linares, Tomás Ruiz González y Roberto Campa Cifrián.
“Sólo Osorio fue instruido de permanecer en el PRI, donde la Maestra las puede todavía, y por eso alcanzó la postulación al gobierno de Hidalgo”, escribió Miguel Ángel Granados Chapa el 22 de febrero de 2008. La confianza entre ambos era absoluta.
Quizás por ello mismo, Osorio Chong fue enterado tardíamente de que actuarían penalmente en contra de la Maestra; ya cuando todo estaba cocinado desde Hacienda, bajo la mirada vigilante de Luis Videgaray (a quien, por cierto, se le atribuye también el rompimiento de la alianza del PRI con el Panal en las elecciones del año pasado).
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LA OLA EXPANSIVA.- Y sin embargo -aun cuando el caso de Elba Esther Gordillo se maneja con sordina-, la ola expansiva de este suceso no sólo ha impactado en la familia de la profesora, sus cercanos y colaboradores (algunos de ellos han solicitado amparos que les han sido negados), sino en otros líderes sindicales y en los llamados poderes fácticos.
La docilidad de Carlos Romero Deschamps, líder de los trabajadores petroleros, es notable ante la proximidad de la reforma energética. El “júbilo” de los hombres de poder en las telecomunicaciones, otro tanto. Vicente Fox y Felipe Calderón ni chistan. Ella misma guarda silencio.
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GEMAS: Regalito del senador panista Javier Corral: “El actual modelo (de elección en el PAN) no da caudillos, pero tampoco da líderes.
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