Qué fácil es quitar lo que no es tuyo desde la comodidad de un asiento de piel. A eso es a lo que hoy llaman legislar. La reforma al Infonavit es, hasta el momento, el robo más grande que hemos sufrido los trabajadores por parte del Estado, pero no ha sido el único. Los diputados y senadores de Morena se han encargado de golpear, como nunca antes, a la clase trabajadora.
Se ha dicho que son 2.4 billones de pesos los que se sustraerán de las subcuentas de vivienda de más de 70 millones de trabajadores, pero lo que no han dicho —ni los legisladores, entre ellos el charro Napoleón Gómez Urrutia, que están apoyando esta reforma en lugar de cumplir con el mandato por el cual cobran— es que el dinero que les quitarán a los trabajadores representa el 5% de su salario integrado mensual por los años que han laborado.
Si un trabajador lleva 15 años en su plaza, entonces lo que le quitarán será la aportación que el patrón descontó de su salario integrado para pagar la cuota del Infonavit durante 180 meses. Es decir, el Gobierno le está quitando el dinero de un ahorro que ha hecho por años. Para ser precisos, desde el primer día que entró a trabajar y cotizó. Son miles de pesos por cada trabajador, dinero que le pertenece.
Ser empleado se ha convertido en el peor negocio. En automático, el Gobierno nos quita 30% de nuestros ingresos sólo por ir a laborar, recursos que ha utilizado para capitalizarse y no para mejorar los servicios o el sistema de salud, sino que lleva años ocupándolos en la compra de votos por medio de programas sociales. Y lo peor es que ni siquiera nos dan el crédito a la clase productiva, sino que se han adueñado de nuestros recursos para regalarlos en nombre del partido en el poder.
Por si fuera poco, los 2.4 billones de pesos serán puestos en manos de un agrónomo que, por seis años, mantuvo quebrado a Pemex y dejó a la paraestatal con un endeudamiento que supera los 1.3 billones de pesos. Pues ahora, la Cuarta Transformación lo designó titular del Infonavit, y será quien dilapide el ahorro de los trabajadores en la supuesta construcción de 1 millón de casas para vender y rentar. Si no supo de petróleo, mucho menos sabrá de construcción.
Hace unos años, el Infonavit construía casas, pero esa atribución le fue retirada porque se le señaló de estar movido por la corrupción. Hoy, no parece ser otra cosa que lo mismo. Los sindicatos más viejos, los que por años se han dedicado a sumar trabajadores, permanecen callados. ¿Qué les habrán prometido? ¿Qué habrán negociado? ¿Qué les darán?
Pero para los legisladores, nada pasa. Para ellos, todo está bien. Y ¿cómo pensar lo contrario, cuando los senadores se autorizaron un incremento salarial, de tal forma que hoy cobran 131 mil 700 pesos mensuales? En definitiva, de ellos no esperemos nada, están contratados por su partido para exprimir y saquear lo que sea necesario con tal de seguir regalando dinero en becas.
Por otra parte, los líderes charros, encabezados por Napillo, los que se rasgan las vestiduras a nombre de los trabajadores, se mantienen como acostumbran: tomando café y desayunando desde donde prometen que ahora sí defenderán a la clase obrera. Ellos dicen actuar y ser combativos, pero lo hacen alejados de los trabajadores. Bien saben que calladitos, y del lado del sistema, se ven más bonitos.
Los trabajadores que sí hemos cotizado al Infonavit por laborar y no por estar sentados
sabemos que no se trata de la construcción de vivienda, sino del robo a nuestro patrimonio y a nuestro salario de años en contra de nuestra voluntad.
@CarlosPavonC
