Mayo 2012. Los grandes diarios de Estados Unidos hablan de un caníbal en Miami y continúan abordando desde todos los ángulos la historia de Mark Zuckerberg, el creador de la red social que en este momento sigue ajustando su modelo para obtener la mayor información de sus usuarios y hacerla rentable. Ése el problema que creen ha afectado el precio de la empresa, que no es claro cómo administra la información de los humanos que interactúan en Facebook ni hace pública la forma de aprovechar esos secretos para vender más autos, electrónicos, seguros de vida, mascotas, membresías para el gimnasio, medicamentos y cualquier cosa que se imagine. Todo mundo quiere estar ahí. Verse, tener sus minutos de fama. Lo mismo ocurre con Twitter, el medio que fue pensado para convertirse en un termómetro de lo que piensa el planeta, pero que en este momento sirve de juguete de las élites que juegan con sus avatares a tener amigos, a ser inteligentes y a recibir halagos de desconocidos. Mientras esto se discute, una y otra vez, los periódicos de South Salt Lake, en Utah, comienzan a contar la historia de las familias que viven en las bodegas de Davis Drive (U-store). Si ha visto Storage Wars, una de las series más famosas de cable en este momento, imagine que en esas cajas pensadas para guardar objetos inservibles o mercancía instalan ventiladores, un par de colchones, una gran televisión y un refrigerador. Las autoridades amenazan con sacar a las familias que descubran viviendo en esos lugares. Dicen que entienden que la crisis los obliga a vivir así, y a usar de baño cubetas o botellas que luego lavan. Pero no permitirán que un incendio acabe con esas familias que se encierran en cuatro paredes sin ventanas porque su capacidad para conseguir dinero en estos momentos es cercana a ninguna. Mientras eso sucede, un empresario estadunidense le platica a un mexicano cómo un teléfono celular puede sacar de la pobreza a millones de habitantes del mundo subdesarrollado. Y elaboran un comunicado de prensa para anunciar que una novedosa aplicación está a punto de cambiar al mundo... y el mundo sigue cambiando.
RABBIT HOLE
*** Llegué al concierto de un británico que ahora le hace música a Justin Bieber. Antes de ser mainstream era parte de la subcultura outsider de esta y varias naciones. Tocó en la Ciudad de México y al llegar me encontré con mi amiga Elizabeth y con mi amigo Jehú. Años sin vernos. Mucha emoción de mi parte al recordar viejos tiempos. Tanta, que ni siquiera hicimos caso del artista sobre el escenario. El concierto era como la música de fondo de nuestra sucesión de recuerdos. Había que ponerse al día. De pronto de acercaban jóvenes a saludarlos. “Hasta luego profesor”. “Hasta luego profesora”. Punks con maestría, dando clases y apuntando hacia el doctorado, o ya doctores en alguna ciencia social. Varios de mi generación, considerados asuntos sin remedio, orgullosamente están sobresaliendo en el que era territorio exclusivo de los niños de MB. Eso viene al caso porque me encontré con Punkademics, un texto que trata de describir los puentes entre punks y sus doctorados. Zack Furness, editor del experimento, juntó historias de outsiders que hoy forman cientos de mentes en colegios de élite. Son llamados nerdy rockers o punk professors. Entre las varias citas de Operation Ivy me acordé de los muchos que yo conozco en México y también creo que me gustaría leer sus testimonios. http://www.minorcompositions.info/?p=436 *** Desaparece Windows Live y lo que sea que eso signifique, anuncia The New York Times.
hiroshi.takahashi@24-horas.mx | @takaink
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