Ayer los secretarios de Gobernación y de Hacienda, junto a los presidentes y representantes legislativos de los tres principales partidos políticos, instalaron lo que se denominó Consejo Rector del Pacto por México, una especie de mesa directiva para la construcción y ejecución de una ambiciosa agenda de reformas legales para este y los próximos años sobre la base de acuerdos políticos mínimos.

 

Con lo ocurrido ayer se formaliza la organización y la agenda para darle seguimiento a los 95 acuerdos contenidos en el Pacto por México que se firmó en diciembre pasado a sólo unas cuantas horas de que Enrique Peña Nieto asumiera la Presidencia de México.

 

¿Difícil de creerlo a pie juntillas, verdad? Mi respuesta franca es sí, aunque ésta sólo esté sustentada por un razonamiento subjetivo que se apoya en las toneladas de desconfianza acumuladas del pasado. En realidad no tengo otra buena razón para defender mi incredulidad ante los primeros acuerdos signados en el llamado Pacto por México.

 

Entiendo el optimismo de algunos como José Ángel Gurría, el hoy secretario general de la OCDE y antes secretario de Hacienda, que ayer calificó al pacto como “inédito y excepcional” que está moviendo a México “hacia mayor modernidad, mayor competitividad, mayor productividad, de manera que el mundo está tomando nota”.

 

Lo entiendo porque efectivamente México necesita, desesperadamente, cambiar su imagen ante el mundo de ser una economía incapaz de moverse en la dirección correcta. Dejar de ser el “mercado aburrido” por su inmovilidad, como lo fue por años, tal y como lo decía The Wall Street Journal en un reportaje que publicó en noviembre pasado.

 

Sin embargo y a pesar de los deseos y las potencialidades conocidas de la economía, cuesta trabajo creer que no hay “gato encerrado” en unos acuerdos políticos que prometen liberar a la economía de las ataduras de los rentistas, de la corrupción, y del diseño de las leyes a modo de unos cuantos, que la ha caracterizado por décadas.

 

Ayer se deslizó que la agenda del Pacto por México contempla, para este primer semestre, la ejecución de 26 reformas legales, entre las que se encuentran las reformas al sector de las telecomunicaciones.

 

No tengo duda que los cambios legales a las telecomunicaciones y a las políticas de competencia son las piedras de toque del Pacto por México. Allí sabremos si efectivamente podemos confiar en el pacto o nos han vuelto a tomar el pelo.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

1. SE BUSCA SECRETARIO. Ante la salida de Timothy Gaithner de la secretaría del Tesoro estadunidense, ayer circuló en blogs y diarios digitales la idea de que ese cargo podría ser ocupado por el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, un popular y controvertido economista de Princeton y columnista del influyente New York Times. El propio Krugman salió ayer a responder que su contribución desde su posición actual es mayor que como “administrador”, aunque su crítica que favorece el crecimiento, a partir de un mayor gasto público, no parece estar del todo errada.

 

2. ORO GRIS. La anunciada alianza entre Cementos Fortaleza -de Antonio del Valle y Carlos Slim- y la gigante francesa Lafarge de materiales de construcción, es síntoma de las oportunidades que ofrece la infraestructura en los años por venir.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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