La Unión Europea impulsa una expansión militar sin precedentes ante la incertidumbre geopolítica, mientras Washington se aleja de sus compromisos de seguridad en el continente.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó la iniciativa ReArm Europe, un plan para movilizar hasta 800 mil millones de euros y fortalecer la defensa del bloque ante la amenaza rusa y la inestabilidad de Estados Unidos.
La propuesta aparece después de la suspensión de la ayuda militar a Ucrania ordenada por Donald Trump, medida vista como presión para forzar a Kiev a negociar con Moscú. La decisión, tras una tensa reunión en la Casa Blanca entre Trump y Volodímir Zelenski, profundizó la fractura transatlántica y obligó a la UE a replantear su dependencia de Estados Unidos.
"Estamos en una era de rearme", afirmó von der Leyen en Bruselas, instando a Europa a asumir mayor responsabilidad en su seguridad. El plan incluye un préstamo de 150 mil millones de euros para que los gobiernos europeos refuercen capacidades militares como defensa aérea, drones y ciberseguridad.
Además, busca relajar las normas fiscales de la UE para permitir mayor gasto en defensa sin sanciones y redirigir fondos de desarrollo económico a objetivos militares, una propuesta que ha dividido a los países miembros.
Algunos, como la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, elogiaron el plan como un "primer paso" hacia la autonomía estratégica europea. Otros, como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo eslovaco, Robert Fico, se muestran escépticos sobre aumentar la asistencia militar a Ucrania, aunque ambos son considerados cercanos a Moscú.
Francia ha respaldado la iniciativa, y su ministro de Finanzas, Eric Lombard, subrayó la necesidad de "avanzar más rápido y con más ahínco" en el fortalecimiento militar europeo. En tanto, el ministro de Defensa polaco, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, ha abogado por subvenciones en lugar de préstamos para garantizar una inversión militar más equitativa, dado el desigual poder adquisitivo entre las economías del bloque.
La presión de Trump para que los aliados de la OTAN eleven su gasto al 5% del PIB, muy por encima del 2% actual, ha generado alarma en Europa. Mientras Polonia (4.1% en 2024) se acerca a esa meta, otros países siguen rezagados, lo que refuerza la urgencia de una estrategia común en seguridad.
