Mañana, 2 de julio del 2013, se cumplen 13 años del día en que el Partido Acción Nacional ganó la Presidencia de la República. O, visto desde el otro lado, de la fecha en que el Partido Revolucionario Institucional fue derrotado tras ocupar durante siete décadas la silla presidencial.
Las portadas de los diarios al día siguiente iban en este tenor: “Vicente Fox acabó con la hegemonía” (Milenio); “Fox tira al PRI” (Reforma); “Adiós al PRI” (La Jornada).
De aquellos encabezados -después de dos sexenios consecutivos de administraciones panistas-, hoy queda claro que la derrota priista del 2000 no significó el principio del fin del hasta entonces partido dominante, fue sólo un hasta luego.
Cierto, el PRI vivió la crisis de su derrota desde los primeros días (y podría decirse que duró más de seis años). Las tendencias en su interior se dividieron entre los que se pronunciaban por ser una oposición “civilizada” que coadyuvara al tránsito pacífico del poder, y otra que pugnaba por ser una oposición más dura”.
El presidente Ernesto Zedillo exigía a su vez a Labastida devolverle el control del partido. Los priistas se sublevaron al mandatario. Las discusiones en el CEN del PRI estuvieron a punto de llegar a los golpes. Dulce María Sauri, quien iba a presentar su renuncia a la presidencia del partido al día siguiente de la derrota, terminó quedándose al frente del partido como valladar a los deseos zedillistas.
Doce días después de la derrota, los 21 gobernadores del PRI se reunían para conformar un bloque y definir la forma –rechazaron reunirse con Fox uno a uno- como establecerían su relación con el que sería el nuevo presidente de México.
A partir de ahí reconstruirían su poder.
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LA ACTITUD DE CALDERÓN.- Del lado de la derrota presidencial del PAN podemos encontrar semejanzas con lo sucedido entre los priistas luego de su debacle. Por ejemplo, en la intención inmediata de Felipe Calderón -al igual que Zedillo-, por tomar el control de su partido apenas cantada la derrota de la candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota.
Pero a menos de 30 días de la caída blanquiazul al tercer lugar de las preferencias electorales, maderistas y yunquistas se aliaron contra los calderonistas para evitar el llamado a una Asamblea Nacional Extraordinaria en la que se eligiese una nueva dirigencia del partido y nuevos estatutos (Calderón la quería para antes de noviembre, antes de finalizar su mandato).
El enfrentamiento entre calderonistas y maderistas se iría enconando más y más a partir de entonces, hasta llegar al pedestre lío escenificado entre los senadores de Acción Nacional que hemos atestiguado en las últimas semanas.
Una posible razón para que la crisis panista llegara a este punto -a diferencia de la del PRI- es que Calderón sigue intentando apoderarse de Acción Nacional, en tanto que Zedillo (quien poco tenía de priista) ya no metió manos en el asunto.
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A CUIDAR EL PACTO.- Y ahora -13 años después de que Fox sacara al PRI de Los Pinos-, en vísperas de las primeras 14 elecciones bajo la égida de nueva cuenta del PRI en el poder, lo que los dirigentes del PAN, del PRD y del propio PRI denuncian es la injerencia de los gobernadores en los comicios.
En la reunión del Pacto por México en la que participaron los gobernadores, Gustavo Madero apareció con un altero de denuncias impresionante, César Camacho también llevaba parque, Jesús Zambrano otro tanto.
Decidieron bajar el tono públicamente pues, reconocieron, todos tenían luego que dar explicaciones “hacia afuera”. Y había que cuidar el Pacto (con todo lo que ello implica para cada uno).
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GEMAS: Obsequio del diputado Manlio Fabio Beltrones: “De norte a sur, de Baja California hasta Quintana Roo, tenemos un PRI renovado, fuerza propositiva, candidatos de calidad y un entusiasmo modernizador”.
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