Cuando el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, comentó que no se necesitaba ser un ingeniero en vías férreas para coordinar los trabajos de construcción del Tren Maya, quienes conocen de cerca los apuros y obstáculos que se han encontrado en esta obra, pudieron bien complementar, lo que se requiere es un “engrane” entre la autoridad civil y la militar, que es la que finalmente tendrá la responsabilidad de terminar bien y a tiempo.
Al arquitecto Rogelio Jiménez Pons ya le habían rechazado varias decisiones que no agradaban a la autoridad militar metida en el proyecto, y cada vez eran más profundos las diferencias y desencuentros en la obra, lo que retrasaba los trabajos y ponía en riesgo la fecha planteada desde Palacio Nacional.
Si bien las gestiones de Jiménez Pons no fueron las más destacadas, las cartas credenciales de May no serían tampoco las óptimas para encabezar una cartera que se tendría que encargar de la planeación y desarrollo de los proyectos turísticos del país y, por supuesto, de incentivar la inversión en México.
No obstante, Javier May es uno de los personajes más cercanos al jefe del Ejecutivo que, como integrante del llamado Grupo Tabasco, ha tenido la encomienda de dos temas prioritarios para esta administración. Primero, como subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional, en la Secretaría de Bienestar, debía encargarse del programa Sembrando Vida; luego pasó a la titularidad de esa dependencia para conducir todos los programas sociales de la Cuarta Transformación.
Ahora, May Rodríguez estará a cargo, al menos en el papel, de la construcción del Tren Maya, una obra de casi 200 mil millones de pesos que se ejecutará también de la mano del mayor constructor de infraestructura del presente sexenio: el Ejército mexicano. Javier May tendrá que coordinarse con los especialistas de la Sedena y con expertos asesores internacionales para concluir en tiempo récord una obra que, al igual que la Refinería de Dos Bocas en Tabasco, otra obra emblema del actual sexenio.
Personas cercanas a la obra señalan que fueron precisamente los retrasos en la construcción los que terminaron de convencer al Presidente de hacer modificaciones en esa área; pues el equipo técnico encabezado por Jiménez Pons había terminado con la paciencia del Presidente, que no vio los avances esperados durante su último recorrido y, sobre todo, escuchó descontentos con la importancia y prioridad que se le está brindando a la participación de los militares.
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¡A facilitar las cosas!
Con su poca experiencia en infraestructura, pero amplia trayectoria política, Javier May deberá ajustarse a los designios de la Fuerzas Armadas y facilitarles todo lo necesario para que los trabajos del tren concluyan el próximo año: urge que esté en operaciones antes de que López Obrador deba dejar el encargo. La primera tarea de Javier May será convencer a un grupo de empresarios de que deben vender sus terrenos para el desarrollo del Tramo 5; una misión a la que también se sumará el secretario de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, Román Meyer; por cierto, otro de los funcionarios consentidos y más cercanos al inquilino de Palacio Nacional.
@chimalhuacano