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Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana)

El día de ayer Donald Trump asumió el cargo de presidente de los Estados Unidos. El protocolo de la ceremonia fue configurado por años de tradición.

La toma de posesión, conocida también como Día de la Investidura, se ha realizado en Estados Unidos desde 1789.

George Washington, el primer presidente de aquel país, tomó posesión el 30 de abril de 1789 en el balcón del Federal Hall en Nueva York. En 1793 comenzó la construcción del Capitolio, la sede del Poder Legislativo, en lo que hoy es Washington.

Inició funciones hasta 1800 y desde entonces se convirtió en la sede oficial para que los presidentes estadounidenses tomaran protesta.

Hubo, sin embargo, algunos presidentes que no tomaron posesión en el Capitolio. El caso más famoso es el de Lyndon B. Johnson, quien primero era vicepresidente de John F. Kennedy.

Luego de que ocurriera el magnicidio de Kennedy, por ley se le otorgó la presidencia. Prestó juramento poco después del asesinato, pero en un aeropuerto.

Anteriormente, la toma de posesión se realizaba hasta el 4 de marzo. Sin las tecnologías de hoy, era el tiempo que se necesitaba para transportar y contar los votos.

Con el tiempo se consideró que, al tratarse de un periodo de transición en el que la presidencia se debilitaba, ese tiempo era demasiado largo. Por tanto, la 20ª enmienda cambió la fecha al 20 de enero.

Un elemento esencial de esta ceremonia es el juramento del presidente. El discurso es el propio de un país republicano, donde se jura salvaguardar la Constitución en la medida de lo posible.

Comúnmente los presidentes juran mientras colocan su mano sobre una Biblia. En realidad, esto último no es un requisito oficial. Ha habido presidentes que han jurado con la Constitución.

Desde 1837 se hizo costumbre que el presidente saliente acompañara al presidente electo desde la Casa Blanca hasta el Capitolio.

El acto se mantuvo así hasta 2021, cuando Donald Trump se negó a asistir a la toma de investidura de Joe Biden. Ayer vimos que Biden no es rencoroso y aceptó acompañar a Trump antes de despedirse.

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana

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