Hoy se firmará en Los Pinos lo que se ha llamado un Pacto para una Agenda Digital que deberá contener los lineamientos y los recursos básicos para una verdadera inclusión digital en México.

 

Se trata, entonces, de dejar establecidos los cómo y con qué recursos para democratizar el acceso de toda la población a las tecnologías de la información a través de equipos accesibles, banda ancha disponible, capacitación y desarrollo de contenidos.

 

Si bien las recientes reformas constitucionales a las telecomunicaciones y a la competencia económica son un avance sustancial en este sentido, el rezago que tiene México en este campo presenta un enorme reto que debe ser enfrentado con urgencia.

 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, México ocupa el penúltimo lugar entre los países miembros en penetración de banda ancha fija entre los suscriptores de internet con 11.1 de cada 100 habitantes; y el último lugar en la penetración de banda ancha móvil con 9.8 habitantes por cada 100, a pesar del fuerte crecimiento que se ha visto en la banda ancha móvil en los últimos dos años. Y es que el promedio de los países de la OCDE en penetración de banda ancha móvil es de 58.6 habitantes por cada 100, casi 6 veces mayor que la penetración que existe en México.

 

Y si bien el más reciente estudio que dio a conocer la Asociación Mexicana de Internet, AMIPCI, señala que en México hay 45.1 millones de usuarios de internet que se conectan más de 5 horas diarias a la red; ello no significa que lo hagan en condiciones de infraestructura eficientes, ni que aprovechen óptimamente la potencialidad que ésta ofrece, ni mucho menos que accedan a contenidos de calidad. Más aún, estas cifras que han crecido significativamente en los últimos años, siguen siendo relativamente bajas en relación a la población económicamente activa, mayor de 14 años.

 

De hecho el actual tamaño de nuestra ‘economía digital’ ya presenta un reto en sí mismo. Si tomamos en cuenta todas las actividades asociadas “a la creación y uso de las redes y servicios de Internet, incluyendo la totalidad de las actividades de Internet y la parte del sector de TIC que están relacionadas con la web” y que integran comercio electrónico, creación y distribución de contenido y publicidad online, telecomunicaciones sobre protocolo Internet (IP) o relacionadas con comunicaciones IP (proveedores de servicios de Internet o ISP), consultoría de TIC y desarrollo de software, así como manufactura de computadoras, teléfonos inteligentes, equipo de hardware y servidores –según describe la consultora McKinsey- resulta que la economía digital en México, con cifras a 2012 representa el 1% del PIB, mientras que en Argentina es 2.1%; en Brasil, 1.5%; en Chile, 1.3%, en la India, 3.1% y en Reino Unido, 5.3%.

 

Como se ve con estas escasas cifras, la agenda pendiente en materia de inclusión digital y de economía digital es enorme por el abanico de ámbitos en los que se enfrentan rezagos en México.

 

Habrá que ver la ruta y la velocidad con la que el gobierno planea atacar estos retos y que incidirán fuertemente en la competitividad de la economía especialmente a través de la educación; pero también en la calidad de la democracia a través de la participación ciudadana.

 

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