La mesa más concurrida era la del ex gobernador de Tabasco, Enrique González Pedrero. Con él departían -en uno de los salones del Hyatt de Villahermosa la noche previa a la toma de posesión de Arturo Núñez- Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ignacio Cobo y Luis Martínez, y poco a poco fueron sumándose y/o acercándose a saludar a Irma Cué, Moisés Rivera, Ignacio Pichardo Pagaza, Fausto Cantú Peña, Juan Miguel Alcántara, Alejandro Carrillo Castro, Rogelio Gasca Neri y José Guadarrama.
En otras mesas divisábamos a Diego Fernández de Cevallos, Teresa Franco, Javier Jiménez Espriú, Amalia García, Agustín Ortiz Pinchetti, Óscar Espinosa Villarreal, Armando Coello, Ausencio Chávez, Guillermo Cossío Vidaurri, Jorge de la Vega Domínguez, Socorro Díaz, Camilo Valenzuela, Fernando Zertuche, José Eduardo Beltrán, Juan Ignacio García Zalvidea, Ricardo García Cervantes, Carlos Cabal Peniche, Fernando Franco, Dolores Padierna, Enrique Ibarra, Alfredo Phillips Olmedo y Humberto Hernández Haddad.
A todos ellos se sumarían al día siguiente, en la ceremonia donde rendiría protesta Núñez, los ex gobernadores tabasqueños Leandro Rovirosa Wade (quien se llevó una gran ovación), Manuel Gurría Ordóñez, Víctor Manuel Barceló, Enrique Priego Oropeza. (De Roberto Madrazo, por supuesto, ni luces. Después de todo, fue él quien cerró el paso a Núñez para la candidatura a gobernador y provocó su salida del PRI).
Llegarían también hasta el Centro de Convenciones los líderes del PRD, Movimiento Ciudadano y Panal, Jesús Zambrano, Dante Delgado y Luis Castro; el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y los gobernadores Fernando Ortega (Campeche), Manuel Velasco (Chiapas), Graco Ramírez (Morelos), Gabino Cué (Oaxaca), Javier Duarte (Veracruz) y Rolando Zapata (Yucatán).
Y más invitados que acudieron en el cierre del año a esta histórica alternancia que dejó atrás 83 años del PRI en el poder: el rector de la UNAM, José Narro, Luis Maldonado, Gerardo Priego Tapia, Felipe Solís Acero, Carlos Rojas Gutiérrez, Ifigenia Martínez, Silvano Aureoles, Adolfo Orive, Leonel Cota Montaño, Guadalupe Loaeza, Carlos Navarrete, Natividad González Parás y Eduardo Robledo.
Y muchos, muchos más, cuyas biografías políticas dan para contar y regalar. Bien podríamos decir que ésta ha sido la toma de posesión que más políticos de trayectoria, de distintas generaciones y partidos, ha conjuntado. Tan asombroso era, y tan buen ánimo reinaba, que ellos mismos se asombraban y maravillaban, al grado que García Cervantes sonreía y soltaba: “¡Qué bonito estar entre amigos, es una bocanada de aire fresco, de esperanza!”.
El ministro Franco definiría aquel arcoíris de personajes así: “Es gente que está acostumbrada a tender puentes, ese es el tema”. El Jefe Diego sostendría: “Se prueba una vez más que la militancia formal en los partidos no siempre refleja el perfil humano integral”. La ex directora de El Día lo calificaría de manera más entrañable: “Es la historia del propio Arturo”.
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DIEGO NO SE REAFILIÓ AL PAN.- Hacíamos ya la fila en el aeropuerto de Villahermosa cuando le preguntamos a Diego Fernández de Cevallos si se había reafiliado al PAN. Y él, con su clásico humor respondió: “¡Por supuesto que no! Es como si me tuviera que rebautizar para seguir siendo católico”.
Y ya entrado en gastos agregó: “Sólo los vivales salieron a reafiliarse…”.
(Felipe) Calderón entre ellos, apunté. Diego se echó para atrás y ya nomás sonrió.
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GEMAS: Obsequio de Enrique González Pedrero, ex gobernador de Tabasco: “La experiencia es lo más importante en la vida política, luego viene lo ideológico”.
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