Hace algunos meses en este mismo espacio, y previo al lanzamiento de la más reciente versión de iPhone, comenté que con esa presentación estaríamos no sólo frente a “la hora del iPhone”, cuestionado en su última versión hasta el momento, la 4S, y primera presentada desde la muerte de Steve Jobs, sino que en realidad se trataba de “la hora de Apple”. Las dudas sobre la capacidad de mantener un estatus más allá de innovador, el “revolucionario” de la tecnología, en la era postJobs, fluían cada vez en mayor medida, y el lanzamiento de su iPhone 5 podría profundizarlas, o diseminarlas.
Ocurrió lo primero. Si bien Apple lanzó una mejor versión de su producto estrella, con pantalla de retina, un diseño más alargado y delgado, y un puerto de conectividad de mayor velocidad, entre otras cosas, se trata de exactamente el mismo dispositivo, con algunas mejoras. Esto fue razón suficiente para que los cuestionamientos que aquí visualizábamos se multiplicaran, a ojos de sus accionistas mereciera un impacto negativo, y a que la producción del mismo se redujera dada una disminución en las proyecciones iniciales de demanda del dispositivo.
Ahora, rumores se han filtrado sobre el posible lanzamiento de un reloj inteligente, conocido como “iWatch”, y que pretende disuadir esa idea de que Apple no es capaz de revolucionar como en antaño.
Sin duda, se trataría de un buen intento, pero, ¿podemos pensar que un reloj con conexión a internet, posibilidad de reproducir música, y quizá hacer llamadas (pues son las funciones centrales del resto de sus equipos), estaría revolucionando una industria como la de la relojería al nivel en que se transformaron las de la música, telefonía y cómputo personal con el iPod, iPhone e iPad, respectivamente? ¿Sería eso suficiente para desplazar competidores con décadas y siglos de prestigio, en una industria salpicada de un glamour que no necesariamente va asociado a los avances tecnológicos? ¿Es realmente funcional acceder a internet en un reloj con, seguramente, una pantalla pequeña, en una era donde la adopción de teléfonos inteligentes va en ascenso, y son por tamaño muchos más funcionales?
Todas estas son preguntas que como en su momento planteamos con el iPhone 5, sólo el tiempo responderá. Mi pronóstico es que, a menos de que se trate de un producto capaz de hacer algo que hoy no imaginamos, el probable “iWatch” no tiene la madera para revolucionar en el nivel que sí lo han hecho sus antecesores. Quizá solamente confirmará lo que en una opinión de la revista Forbes se comentó tras el lanzamiento del iPhone 5: que Apple se ha convertido en una extraordinaria compañía de tecnología de consumo más. Sí, una más.
@jorgetaboada