La mirada de Emilio Azcárraga enmarcada con unos anteojos morados dominaba la portada del 12 de noviembre de la revista Expansión. El encabezado que acompañaba a la fotografía fue tan directo como su expresión: “Quiero competir”. Las escuetas líneas de texto editorial debajo de aquella contundente frase parecían un mensaje directo de lo que vendría pocas semanas después: “El presidente de Televisa pide ser regulado, pero exige lo mismo para Carlos Slim. ¿Habla en serio?”.
Sí, si hablaba en serio. Es la respuesta un mes después de aquella entrevista con el periodista Alberto Bello en el que Azcárraga habló de muchos temas alrededor del negocio de Televisa, pero uno solo importaba.
Aquella portada fue un mensaje adelantado de lo que anunciaría Enrique Peña Nieto en su primer discurso como presidente de la República y que al día siguiente sería retomado en el Pacto por México por los tres principales partidos políticos.
No era la primera vez que Emilio Azcárraga lanzaba este mensaje. Ya el 22 de marzo -cuando faltaban escasas cuatro semanas para que la Comisión Federal de Telecomunicaciones definiera el futuro de la Televisión Digital Terrestre- a través de una carta publicada en el diario estadunidense The Wall Street Journal, el presidente de Televisa lanzó un reto directo al dueño de Telcel: “Damos la bienvenida a la competencia en televisión. Pero el señor Slim ha luchado con uñas y dientes para bloquear la competencia en las telecomunicaciones; México está cambiando para mejorar, Televisa también”, dijo en la misiva.
En aquella ocasión, al igual que en la entrevista Expansión, Azcárraga se comprometió a que en el futuro no se opondría legalmente a la subasta de nuevas frecuencias de televisión “siempre y cuando las reglas creen un terreno parejo para la competencia”. El compromiso tenía nombre: su reciente sociedad con Ricardo Salinas Pliego en Iusacell para explotar conjuntamente el lucrativo negocio de la banda ancha móvil frente al gigante Telcel.
El “quiero competir” de Emilio Azcárraga (en televisión abierta y con reglas para Carlos Slim en telecomunicaciones) se le ha cumplido. Peña Nieto planteó en su mensaje la competencia en televisión y en telecomunicaciones, y el Pacto por México firmado el 2 de diciembre lo ratifica al detalle en sus compromisos 43 y 44:“Se licitarán más cadenas nacionales de televisión abierta, implantando reglas de operación consistentes con las mejores prácticas internacionales… imponiendo límites a la concentración de mercados y a las concentraciones de varios medios masivos de comunicación que sirvan a un mismo mercado, para asegurar un incremento sustancial de la competencia en los mercados de radio y televisión… Se regulará a cualquier operador dominante en telefonía y servicios de datos para generar competencia efectiva en las telecomunicaciones y eliminar barreras a la entrada de otros operadores”.
Ese 2 de diciembre, Emilio Azcárraga “celebró” en su cuenta de Twitter “la apertura y mayor competencia en Telecom y TV”. Su deseo se hizo realidad.
Es innegable que la competencia en sectores tradicionalmente concentrados es una buena noticia para la economía, pero habrá que ver la “calidad” de esta anunciada competencia por parte de Peña Nieto y de los firmantes, en un sector en el que el gobierno y los legisladores han sido particularmente débiles.
Mientras tanto, Azcárraga celebra.
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