A partir de la premisa de que el debate que viene por el petróleo no será nada técnico y si totalmente político e ideológico, el PRI lanzó ayer la advertencia de que peleará por la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto no sólo en las tribunas del Congreso sino también en las calles. El amago del dirigente priista César Camacho lleva dedicatoria directa a Andrés Manuel López Obrador y confirma que la batalla por Pemex podría llevar al país a elevados niveles de tensión política y social que ojalá estén calculados por este gobierno.

 

Bajo la lógica de que “quien pega primero pega dos veces” los priistas ya entendieron que, a la luz de la historia reciente, a un líder carismático como López Obrador no se le puede subestimar ni se debe cometer el error de dejarle el campo libre con un discurso que, verdad o mentira, conecta directo con un sector importante de la población que fácilmente compra el mensaje de se busca privatizar Pemex y compartir la renta petrolera con los capitales privados nacionales e internacionales.

 

A juzgar por los resultados de las privatizaciones ocurridas en México en los últimos 30 años -telefonía cara y monopolios que dan mal servicio, autopistas de peaje caras y en pésimas condiciones, bancos que sangran a sus clientes con comisiones y no dan crédito- el terreno para el discurso antiprivatizador es fértil. Y por más que en el gobierno y en el PRI eviten el término “privatizar” y se nieguen a aceptar que buscan modificar la Constitución para abrir a la inversión privada campos y áreas del proceso petrolero que hoy están reservados al Estado, al final el porcentaje de mexicanos que percibe al petróleo como un tema de nacionalismo es mayoría, según las encuestas.

 

Por eso es de tomar en cuenta la advertencia que ayer lanzó el líder priista en vísperas de que se conozca mañana la iniciativa presidencial para reformar a la principal empresa pública del país. “Tenemos que ir a los medios y, si se necesita, ir a las calles para hacer valer los puntos de vista de los priistas, somos muy institucionales, pero también decimos cosas y, si se necesita, también las decimos fuerte y quedito para que todo mundo las escuche”, dijo César Camacho, ante el llamado a las movilizaciones anunciadas por López Obrador a partir del 8 de septiembre próximo.

 

¿Veremos entonces una disputa callejera para defender argumentos a favor y en contra de la apertura de Pemex? Es posible que así sea. Nadie duda de la capacidad de movilización del priismo ni de la efectividad del acarreo instituido por ese partido. Tampoco de que los priistas, cuando son azuzados por sus líderes son tan combativos como la más feroz izquierda. Claro que, al final “institucionales”, como los define su dirigente, los dirigentes del partido oficial no pasarán de ciertos límites si de verdad deciden salir a pelear las calles, pues a quien menos conviene la inestabilidad callejera es al gobierno de Peña Nieto.

 

Se prepara así un coctel que puede resultar explosivo para la última parte del año: a las tensiones ya habituales de la violencia del narcotráfico en el país, el desafío de estados fallidos como Michoacán, el impacto del crecimiento de la pobreza, el decrecimiento de la economía, la expansión del fenómeno de las autodefensas y otros problemas, se añadirán las tensiones políticas y sociales que traerán la mencionada reforma energética y la reforma fiscal. Nos espera pues un cierre difícil para un año que no ha sido menos complicado.

 

NOTAS INDISCRETAS…La revelación de Pablo Salazar sobre la manera en que el ex gobernador Juan Sabines le ofreció negociar su salida de la cárcel a cambio de que no procediera penalmente en su contra, confirma que el “cochinero” que el ex mandatario chiapaneco dejó en su estado no se reduce al millonario endeudamiento y al desfalco financiero, sino que también llegó hasta la perversión del sistema judicial. Pero más que lo dicho por Salazar sorprende la pasividad del actual gobernador Manuel Velasco que parece no enterarse de nada y evita al máximo tocar a su controvertido antecesor a pesar de las contundentes evidencias. Tal vez el joven gobernador ande más ocupado en planear su tan anunciada boda con su famosa novia de la farándula, que en aplicar la ley en su estado… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

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