Tan razonable como representar una prisión de cierto género por otra diferente es representar algo que existe realmente por algo que no existe.

Daniel de Foe

La mutación del poder económico como imperio ha detonado la peor crisis de credibilidad de la prensa global. Si a lo anterior se suman las externalidades de la revolución tecnológica detonada, entre muchos otros, por el dictador de la felicidad, Steve Jobs, el panorama que se puede observar en el tradicional sector de la prensa es desolador.

 

En efecto, de España a Argentina y de Francia a México, la sociología del papel informativo sostenido por un par de manos exuda estrés porque la finitud ya ha ingresado a su sistema económico como si de un tumor letal se tratara.

 

Los directivos de los tres periódicos con mayor influencia en España no esconden la correlación que delata a sus vínculos económicos con el poder. Los accionistas de La Vanguardia, El País y El Mundo han decidido decir adiós a sus directores.

 

La zona de influencia de La Vanguardia se circunscribe a Cataluña, en especial a su capital, Barcelona. La dinastía de los Godó se ha convertido en la fuente financiera del holding mediático cuyo buque insignia es La Vanguardia. Javier Godó Muntañola, Conde de Godó, tiene frente a él por lo menos tres fronteras cuyo cuerpo editorial no puede rebasar: la Caixa de Cataluña (el símbolo del gran poder financiero catalán; en ella, Godó ocupa un asiento en el Comité Ejecutivo); el gobierno de la Generalitat que subsidia con generosidad a toda la prensa catalana y; la monarquía española. El vector vigía que atraviesa a las tres fronteras es el conservadurismo.

 

Semanas atrás, Godó ejecutó un cambio en la dirección de La Vanguardia; José Antich dejó la silla a Màrius Carol. La posición del periódico sobre la consulta dio un importante giro; pasó del ominoso silencio, a la batalla en contra de la consulta. Los subsidios que Artur Mas podría reducirle a La Vanguardia tendrían efectos menores respecto a la suma de compromisos que Godó mantiene pactados con el establishment de Madrid, en particular, los que se generan desde la Casa Real. Aunado a lo anterior, el perfil empresarial de La Vanguardia se vincula al sentir de muchos empresarios catalanes que no desean la independencia de Cataluña.

 

Pedro J Ramírez es un personaje, antes que ex director del periódico El Mundo. Del poder ha recibido algunos golpes; como el video distribuido por manos enemigas en el que aparece con una prostituta. Ahora, los ya reconocidos como papeles de Bárcenas (financiamiento sombra a directivos del Partido Popular, incluyendo a Mariano Rajoy) se han convertido en un arma de destrucción política. El segundo semestre del año pasado, bajo la dirección de Ramírez, El Mundo no solo llevó a sus primeras planas el vínculo entre Rajoy y Bárcenas, también hay que decirlo, levantó pancarta en medio de una batalla entre la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre con el propio Rajoy. Pedro J Ramírez jugó a favor de Aguirre con su arma periodística hasta que, desde la residencia presidencial, la Moncloa, se escuchó un golpe sobre la mesa. Adiós a Pedro J Ramírez; ya fue reemplazado por su compañero de fórmula, Casimiro García-Abadillo, personaje que fue ascendido para evitar que el desajuste producido por la salida de Ramírez, genere externalidades negativas. Y sobre el “necesario” adiós de Ramírez se encuentra el futuro financiero de Unidad Editorial Información General, empresa a la que pertenece El Mundo. La caída de pautas publicitarias durante la crisis económica de España ha comenzado a desangrar la estructura laboral del periódico. Expansión, periódico hermano de El Mundo, pero especializado en negocios, economía y finanzas, es el que tiene mayor influencia en su tipo.

 

Javier Moreno dejará en mayo la dirección del periódico español con mayor influencia en el mundo latinoamericano, El País. La escalada de Juan Luís Cebrián dentro del grupo Prisa, se catalizó con la muerte del empresario propietario de Prisa y Timón (Alfaguara, Santillana, Taurus, entre otras editoriales). Vehículo orgánico de la izquierda en tiempos de Felipe González, El País por fin ya es leído en la Moncloa. Durante los dos gobiernos de Zapatero, El País no fue el favorito en la Moncloa. El periódico Público, del empresario Jaume Roures (ex comunista y productor de películas como Vicky Cristina Barcelona, dirigida por Woody Allen), nació bajo una atmósfera respirable por Zapatero. Pero esa es otra historia. La de Moreno en El País, concluye la que desarrolló como director. La alerta roja de Prisa fue detonada cuando su deuda rebasó los 4 mil 800 millones de euros. A partir de ahí, desinversiones en televisión y fuertes ajustes en plantillas laborales del grupo. En el área de ediciones, años atrás cerraron la librería Crisol y ahora solo se dedicarán al negocio de los libros educativos (en México, libros de texto).

 

En la agenda editorial de El País, poco a poco se han diluido los papeles de Bárcenas.

 

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