Un hecho es presente y otro es historia.
Pero ambos están entrelazados.
El actual corresponde a Claudia Ruiz Massieu, la secretaria de Relaciones Exteriores marginada en las negociaciones organizadas por Luis Videgaray para la visita de Donald Trump.
La canciller, ha narrado en entrevistas, se enteró a través de la prensa en Wisconsin –donde inauguraba el consulado 50 de México en Estados Unidos– del intempestivo viaje del republicano.
Apenas llegó para presenciar el trato de jefe de Estado a Trump, pero en el camino llamó a Los Pinos y pidió al presidente Enrique Peña desistir de ese propósito porque metía a México en la elección estadunidense.
No fue escuchada, y la mejor prueba de su desaprobación es la lejanía y el desconcierto en la conferencia de prensa.
La primera respuesta ya está en voz de Hillary Clinton, quien, dolida e impactada por el alza en las encuestas de su adversario, primero dijo aquello de “dime con quién andas…” y ayer oficializó su rechazo a una invitación semejante.
Ruiz Massieu puso su renuncia sobre la mesa, y no se sorprenda usted si la hace efectiva en los próximos días o el presidente Enrique Peña la acepta con cambios en el gabinete por decisión propia.
No fue el único caso, como se sabe, pues el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, también ofreció la suya con una oferta adicional:
-Cancela y échame a mí la culpa de esta mala decisión…
Historia de la silla vacía de Claudia
Claudia Ruiz Massieu ha tomado otras actitudes.
Por ejemplo: se negó a asistir al debate en Televisa conducido por Joaquín López-Dóriga, quien mostró la silla vacía destinada a la canciller.
-Yo no voy. Que vayan quienes aconsejaron mal al Presidente y lo llevaron a este error –habría dicho cuando desacató la orden de acudir para defender al gobierno.
Así sea por razones familiares, Ruiz Massieu tiene un asesor con experiencia: el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, su tío.
Y Salinas de Gortari reaparecerá en la escena política con una larga entrevista-reportaje de TV Azteca, extenso recorrido de la crisis electoral de 1988 a la alternancia tras la desaparición del “partido casi único”, y muchas intrigas.
El documental Salinas: ascenso, visión, frustración, promovido por Benjamín Salinas Sada y supervisado por Adriana Delgado, CEO de TV Azteca y directora de Azteca Opinión, generará reacciones.
El encuentro de Salinas y Cárdenas
El ex Presidente hablará de acuerdos desconocidos.
Por ejemplo: los tenidos con Cuauhtémoc Cárdenas, candidato opositor de izquierda y quien reclamaba el triunfo de aquel 6 de julio, pero quien también ha negado acercamientos.
Dice Carlos Salinas:
“Aquí se trató de una reunión privada que yo sostuve con el ingeniero Cárdenas después de la elección presidencial de 1988.
“A esa conversación me acompañó Manuel Camacho y terció para decirle: ‘Cuauhtémoc, ésta es una de las elecciones más limpias que ha habido. Los votos se contaron’, cosa que pocos días después, Camacho escribió en un artículo que él publicó en los diarios”.
Las dos partes se transmitirán a la medianoche, miércoles y viernes.
