Francis Fukuyama, autor de El fin de la historia y el último hombre (1992), publicó un artículo excepcional en la revista Foreign Affairs. La tesis que aborda en su escrito consiste en advertir que el liberalismo se encuentra en una situación de peligro. Los pilares que sustentan a las sociedades liberales —la tolerancia a la diferencia, el respeto por los derechos individuales y el Estado de derecho— están bajo acecho, debido a que el mundo atraviesa por una “recesión democrática”.

Según Freedom House, los derechos políticos y las libertades civiles en todo el orbe se han disminuido durante los últimos 16 años. De manera paralela al declive del liberalismo, tres fenómenos han surgido con particular fuerza: i) el ascenso de sistemas autocráticos en China y Rusia; ii) la erosión de las instituciones liberales en Hungría y Turquía; y iii) el retroceso de democracias liberales como India y Estados Unidos.

Una de las principales bondades del liberalismo es su capacidad para conciliar la diversidad en un entorno plural. Sin embargo, cuando prevalece el rechazo a los principios liberales y la restricción de los derechos fundamentales, por sí solo el liberalismo es incapaz de mantener estable el orden político. Estas características invariablemente tornan la realidad aún más conflictiva y violenta.

En este sentido, Fukuyama hace un llamado a la reivindicación de la idea de nación. A su juicio, la identidad nacional puede infundir un profundo sentido de propósito entre la comunidad. Baste mencionar la resistencia ucraniana frente a la invasión rusa, en virtud de que sus ciudadanos son leales a una Ucrania independiente, liberal y democrática.

El liberalismo es consciente de que el uso de la fuerza es indispensable tanto para salvaguardar el orden interno como para protegerse de las amenazas externas. Pero en el marco de un Estado de derecho sólido. Kant hablaba sobre una condición de “paz perpetua” en la cual las relaciones internacionales se regularán mediante la aplicación de la ley y sin recurrir a la violencia. También Freud y Einstein en ¿Por qué la guerra? En los últimos meses, la escalada militar rusa en territorio ucraniano ha puesto en entredicho la viabilidad de que la humanidad ingrese a este estadio.

Si bien a lo largo de tres cuartos de siglo hemos estado exentos de guerras a gran escala, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha proyectado enorme incertidumbre, zozobra, desorden y violencia. Por lo visto, Francis Fukuyama erró en postular “el fin de la historia”; fue desatinado ya que ésta siguió su curso. De acuerdo con el politólogo estadounidense, si Putin tiene éxito en su cometido, el mundo retrocederá a una era de nacionalismo agresivo como la de comienzos del siglo XX. Por otro lado, si Rusia cae en una debacle militar y económica, queda abierta la posibilidad de replantearnos la lección liberal en favor de la democracia y los derechos individuales.

¿Será el rescate de la historia lo que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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