Es que todavía no se enteran o no se quieren enterar que bombardear un hospital es un crimen de guerra.

 

Lo que ocurrió a finales de la semana pasada en el bombardeo contra un hospital en la castigada ciudad de Alepo en Siria, es especialmente repugnante, como repugnante es la guerra. Uno de los miles ejemplos fue cuando Hezbolá utilizaba a los niños como escudos humanos mientras el ejército Israelí les advertía que iba a atacar.

 

Pero, ¡Qué más da! Dicen que en la guerra todo se vale. Sin embargo, no es así, porque en esencia la propia guerra va en contra de la naturaleza, es la antítesis de los valores del ser humano que tiende a evolucionar y no a la involución de volver a ser primates.

 

En el bombardeo contra el hospital, que además estaba supervisada por la ONG Médicos Sin Fronteras, fueron asesinados veintisiete inocentes, entre otros tres niños y tres doctores que, mientras intentaban salvar vidas, perdían las suyas y las ajenas.

 

Y ahora vienen las responsabilidades, digo yo, porque alguien tendrá que haber dado la orden y, por tanto, pagar por ello.

 

¿Quién fue? Es ese momento en el que todos se pasan la pelota, y nadie quiere driblar y meter gol. Sencillamente nadie quiere el balón porque le puede explotar.

 

El régimen chiita de Bashar Al Assad, es decir el régimen de Damasco y la propia Rusia culpan a los rebeldes. Sin embargo, ellos mismos saben que los rebeldes no tienen aviación de combate en el conflicto. Quienes sí tienen esos sofisticados aviones son Rusia y el propio ejército de Al Assad, ellos sí.

 

Hasta el propio Obama y otros líderes europeos han dicho, por activa y por pasiva, que Bashar Al Assad tiene que marcharse del poder porque representa el obstáculo dictatorial que ya heredó de su padre Hafed. Pero erre que erre. Rusia, China y la propia Irán se encuentran muy cómodas con una Siria chiita como el régimen de los ayatolás en la antigua Persia.

 

Al-Assad

 

Por eso, entre otros muchos motivos el Daesh de Al-baghdadi, con la ayuda de los países ricos en petróleo y faltos de moral, sigue intentando hacerse fuerte en Siria e Irak. Y de ahí hacia una expansión por todos lados. Por eso tienen tantos reductos en Egipto, Libia o gran parte del Sagel. No podemos olvidarnos de Europa que, sin embargo no es su objetivo principal pero sí uno de los más codiciados.

 

Voy terminando mi artículo querido lector, denunciando de nuevo el bombardeo contra todos los inocentes del hospital.

 

¿Quién les va a devolver la vida? ¿Quién va a componer a todas esas familias destrozadas?

 

Eso sí, Al Assad y sus secuaces seguirán enlodados en el Olimpo de los detritos de la Impunidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *