Moría el siglo pasado cuando, en pleno advenimiento de las tecnologías de la información y la comunicación, no faltó quien anunciara el desahucio de los libros. Esa fue la enésima vez que la animosidad apocalíptica se cebaba contra uno de los inventos que hizo más portátil el conocimiento.
Casi desde su nacimiento, a mediados del siglo XIII, la amenaza de muerte se ensañó con la creación de Gutemberg y en un número incalculable fueron a parar ejemplares de la más diversa índole a las hogueras de la Inquisición, del fascismo y de otras formas de intolerancia religiosa o política. Y, sin embargo, el libro, como el dinosaurio de Augusto Monterroso, todavía sigue aquí.
Hacia la última década del siglo XIX, tras la apropiación social de la electricidad y el desarrollo de medios masivos como el cine, la radio o el magnetófono, se habló de la obsolescencia del libro. Todavía hace 50 años, en pleno apogeo de la televisión, Marshall McLuhan pronosticaba en La galaxia Gutemberg el ocaso del libro como vía de acumulación y transmisión de los saberes, las ciencias y las artes. Era el tránsito del Homo typographicus haciaotras formas de estructura social, que más tarde, Giovanni Sartori, acuñara en su Homo videns.
Tan sólo ayer, Día Mundial del Libro, 24 HORAS publicó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló por mayoría de nueve a dos votos el precio único de libros en todo el territorio nacional, lo cual garantiza el acceso equitativo, promueve la lectura y facilita la difusión de la cultura, las ciencias y las artes.
Para un país como el nuestro, donde según la Encuesta Nacional de Lectura (2012) se leen casi tres libros por habitante al año, el fomento de esta actividad es una apremiante necesidad para hacer frente a los diversos analfabetismos.
En el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT) la campaña de lectura es permanente. Su acervo editorial no sólo abarca temas de ciencia, tecnología e innovación, también incursiona en otros saberes y ámbitos como ética (Eutanasia, hacia una muerte digna); ecología y derecho (Diagnóstico del agua en las Américas o Memorias de encuentros internacionales de abogados ambientalistas); o bien, aborda problemáticas como la medición del progreso y el bienestar. Todos los títulos están disponibles gratuitamente en formato PDF en nuestro portal: www.foroconsultivo.org.mx y muchos se pueden adquirir impresos y sin costo en: Insurgentes 670, Piso 9, colonia Del Valle.
El libro y la lectura son herramientas vigentes y útiles para el enriquecimiento de nuestra sociedad; sin embargo, tanto los datos de la Encuesta Nacional de Lectura como los de la prueba PISA, en el sentido de que los estudiantes mexicanos de secundaria no son capaces de comprender lo que leen, quizá nos indican que no estamos promoviendo correctamente el apego a los libros y la lectura.
Jorge Luis Borges solía afirmar que la lectura es un acto placentero; que el verbo leer, lo mismo que amar y soñar, no toleran el modo imperativo. El autor de El Aleph recomendaba cesar la lectura si de ella no se obtenía un convencimiento, una conquista parecida al amor. Alguna vez, Miguel León Portilla dijo que podía llevarse un buen libro a la cama, pero que le resultaba muy frío hacer lo mismo con su laptop, “por muy computadora personal que sea”. De modo que para los agoreros del fin del libro sólo nos resta advertir: “Los libros que vos matáis, gozan todos de cabal salud”.