Lo que antes fue la “regla no escrita” por excelencia del antiguo sistema priista, hoy, por obra y gracia de la democrática XXI Asamblea, es una “regla escrita” y bien escrita en los estatutos del PRI: el presidente de la República es al mismo tiempo el “jefe máximo” del partido en el poder y tendrá facultades -las mismas que tuvo en el pasado pero ahora de manera formal- para tomar decisiones en el viejo partido y para regirlo como lo hizo con los cambios aprobados a los documentos del priismo.

 

Después de ver la desastrosa experiencia de las administraciones del PAN, cuyos presidentes nunca pudieron tener el apoyo total de su partido en sus reformas y actos de gobierno, los priistas decidieron perder cualquier dejo de pudor y se asumieron como lo que fueron históricamente: el partido del presidente, donde éste manda y sus órganos internos sólo avalan, previa “discusión interna y democrática”, la voluntad presidencial.

 

Si con ese esquema sobrevivieron 70 años sin interrupción en el poder, los priistas no quieren reformarse y vuelven a lo que conocen bien,  a sus orígenes, en un intento de restaurar el partido fuerte, el partido presidencial, el partido de Estado que, cohesionado y unido, no permita fracturas que lo dividan y de ese modo aspirar a mantenerse otro largo lapso en el poder.

 

Por eso la XXI Asamblea Nacional del PRI, más que un gran foro de discusión, debate intenso o deliberación interna, más que un intento de reformar al viejo partido ahora que regresó al poder “sin triunfalismos… y sin arrebatos de fuerza”, como dijo ayer su dirigente César Camacho, fue un cónclave con agenda previa y muy específica: la agenda que dictaron desde Los Pinos y en la que no se pretendían ni reformas ideológicas ni debates políticos, simple y llanamente que se eliminaran los “candados” que obstaculizaban las reformar propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto y los partidos en el Pacto por México.

 

Alguna vez Beatriz Paredes, siendo dirigente nacional del PRI en el sexenio foxista, en el momento que sus colaboradores más cercanos le reclamaron que cuándo comenzaría con la reforma del partido que ofreció en campaña, respondió: “Y para qué reformarnos si así estamos ganando elecciones”. Esa sigue siendo la lógica que opera en la mayoría de los priistas; ¿reformar a fondo al partido? Y para qué si ya volvieron al poder.

 

Ayer Peña Nieto, recibido con ovaciones, felicitaba a sus compañeros de partido por su decisión de cambiar para “mostrarse a la sociedad como un partido abierto y que asumirá desafíos” y hablaba de una “nueva generación de priistas” que actuarán con “nueva actitud”. Era la forma del Presidente de agradecer a sus correligionarios el haberle resuelto casi la mitad de sus reformas que ahora irán al Congreso en busca de mayorías que parecen, también, casi resueltas.

 

Así va cobrando forma “el nuevo PRI” y los nuevos priistas que, lejos de innovar o reformarse, van retomando las viejas formas pero actualizadas y formalizadas, de tal modo que parezca que cambian sin cambiar mucho.

 

NOTAS INDISCRETAS… La parte más política y fuerte del discurso de ayer del presidente Peña Nieto en la Asamblea priista fue la frase que parece la confirmación del mensaje que envió con la detención de Elba Esther Gordillo: “No hay intereses intocables, el único interés que protegeré es el de los mexicanos”. Por si a alguien le quedaron dudas y no entendió bien el mensaje… Hoy se define la situación jurídica de la maestra y se verá cómo valora el juez los elementos aportados, tanto por el gobierno para probar el presunto lavado de dinero del SNTE, como de la defensa que asegura que la fortuna de Gordillo “es de origen lícito”. Por lo pronto extraña que ya en dos ocasiones se hayan tenido que suspender las audiencias judiciales programadas en el proceso, primero el sábado y luego el domingo, porque no se presentan los funcionarios de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, que son los que armaron el caso; si las inasistencias de los funcionarios de la SHCP no son parte de una estrategia jurídica, alguien podría pensar que no se sintieron seguros de sus pruebas y provocaron los aplazamientos… se agitan los dados. Escalera. La semana promete.

 

 

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