Existe un extraordinario joven músico americano de nombre Trevor Powers cuya rúbrica artística es Youth Lagoon.

 

Es un talento de 24 años de edad que en 2013 propone en su música un interesante discurso estético etiquetado como “neosicodelia”.

 

Este artista californiano crea atmósferas caleidoscópicas a partir de la exploración sonora de instrumentos analógicos y electrónicos. Ofrece una narrativa surrealista en un álbum que luce una atractiva portada con una fuerte influencia lisérgica a la vieja usanza de finales de los años 60.

 

“Woundrous Bughouse” es el título de ese nuevo álbum. Una obra que ofrece una suerte de inmersión en un mundo paralelo de colores y formas creadas a partir de secuencias armónicas, sonidos increíblemente raros y ambientes vaporosos del Dream Pop contemporáneo.

 

¿Suena muy innovador, no? La verdad es que es sí, aunque en realidad se trata de una adaptación de una vieja innovación estética -químicamente pura- surgida a finales de la década de los 60 llamada sicodelia.

 

¿Y por qué hablamos de Youth Lagoon? Ah, pues porque se trata de un joven de 24 años de edad capaz de innovar a partir de hacer suya una vieja corriente musical, para estructurar en 2013 una expresión artística original con personalidad avant-garde para los oídos de las nuevas generaciones.

 

En términos de mercado, la apuesta de este joven artista fue atreverse a tomar una vieja corriente de música contracultural para desarrollar, en conjunto con originales aportaciones musicales derivadas de su creatividad, un discurso estético adaptado al nuevo milenio.

 

La aventura de Youth Lagoon me deja una reflexión: La innovación no es, necesariamente, la invención de algo a partir de cero. Esta puede darse al tomar un punto de partida y darle un toque de originalidad a partir de la imaginación.

 

En los negocios es igual, pienso. Puede haber procesos, servicios o productos maduros en el mercado que si bien otrora resolvían las necesidades del mercado -pensemos en el año 2000-, 13 años después ya son en mayor o menor medida obsoletos por falta de innovación.

 

¿Qué pasa si tomamos uno de esos procesos, servicios o productos. Lo analizamos. Lo comparamos con las necesidades vigentes del mercado y los adaptamos con nuestro ingenio?

 

Pues la respuesta, sin lugar a dudas, sería innovación orientada a satisfacer necesidades específicas del mercado actual.

 

Me atreví a tomar a Youth Lagoon como ejemplo de innovación a partir de un movimiento contracultural histórico, con la única intención de abordar el tema de manera distinta para los emprendedores. De proponerlo como tema de reflexión a partir de la forma más impactante que conozco para detonar emociones a partir del silencio: la música.

El mundo va a razón de cinco mil kilómetros por hora montado en el lomo del Universo. La comunicación ha alcanzado la velocidad de la inmediatez. Con un clic se mueven diariamente de un país a otro miles de millones de dólares. Mal haríamos en seguir pensando y actuando a la usanza del siglo pasado.

 

El mundo no es el mismo. De 2000 a este 2013 el mundo exige respuesta inmediata a los estímulos del mercado. La tecnología ha dislocado el tiempo. Tenemos que reaccionar de forma casi instantánea. El 13% del nuevo siglo se ha ido.

 

El desafío es imaginar. Pensar. Descubrir nuevas formas de satisfacer necesidades que antes no existían. Es momento de transitar el mundo de las apariencias -donde las mayorías hacen como que hacen- al mundo de las ideas -donde las mayorías imaginan lo que van a hacer.

 

¡México, sacúdete y anda!

 

@jcmrock101 | jc@r101ck.mx

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *