El gobierno federal ha tomado una decisión polémica y riesgosa.
Ha decidido enfrentar a los llamados grupos de autodefensa con la ley y estudia cómo combatirlos sin agraviar más a una sociedad ya muy afectada por la violencia imperante desde hace varios años en el país.
La estrategia se elabora en la Secretaría de Gobernación (Segob) y, obvio, tiene la bendición del presidente Enrique Peña y estará a cargo de su titular Miguel Ángel Osorio Chong.
Los trabajos se hacen en varias etapas:
Primero se estudia cuántos grupos han tomado las armas dizque para protegerse porque las autoridades federales, estatales y municipales han sido incapaces de dar seguridad a poblaciones enteras.
La segunda fase, la más difícil, es determinar si hay intereses y apoyos indebidos atrás de ellos.
El primer caso documentado es el de Buenavista, Michoacán, donde el jueves pasado fueron aprehendidas 34 personas supuestamente respaldadas con armas de alto poder por el cártel de Jalisco Nueva Generación.
Pero no es único.
GUERRILLAS MEXICANA Y LATINOAMERICANAS
En las estructuras de inteligencia ya tienen información valiosa.
Aunque los medios han dado cuenta de 14 grupos de esta naturaleza, no todos han tenido cobertura informativa y la cifra puede haberse duplicado.
Hay testimonios preocupantes.
En ese río revuelto han aparecido corrientes radicales y hasta guerrilleras, nacionales y extranjeras, para azuzar a poblaciones desesperadas o bien para utilizarlas en actividades ilícitas, desde la explotación clandestina de bosques hasta el narcotráfico, secuestros y otras actividades.
Los hay de todo signo: en Guerrero, Michoacán, Oaxaca y algunas zonas de Chiapas se han ubicado injerencias de células del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y de su disidencia Ejército Revolucionario Insurgente (ERPI).
En las reuniones de trabajo del gabinete de seguridad se habla también de participación de organizaciones extranjeras como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de grupos bolivarianos afines al gobierno de Hugo Chávez.
Se documenta la investigación.
SIEMPRE HAY MANOS PARA MECER LAS CUNAS
Estos datos ya comenzaron a ser compartidos con los gobernadores.
Ha habido disposición de todos, cuentan en el gobierno federal.
Recuerdan la actitud constructiva de Ángel Aguirre, quien contribuyó a desarmar grupos de autodefensa de Ayutla, Guerrero, y el acuerdo interinstitucional de determinar mecanismos de operación de las policías comunitarias.
Aquí está un dilema:
La pretensión es desaparecer los grupos de autodefensa, hayan surgido por generación espontánea o armados por grupos delincuenciales -guerrillas incluidas-, y permitir solamente las policías comunitarias donde haya base histórica y legal.
Para evitar confusión, hay dos elementos de arranque: debe haber una tradición de obediencia y coadyuvancia con las autoridades y por ninguna causa se permitirán armas de alto calibre.
El armamento delató a los de Buenavista.
Hay un problema: no todos los funcionarios comparten los lineamientos de partida.
Bien lo dijo el comandante de la Novena Región Militar de Guerrero, Genaro Fausto Lozano Espinoza: siempre hay una mano que mece la cuna.
Igual opinión ha vertido el Comisionado Nacional de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, en quien recae la investigación de determinar cuáles movimientos son de ciudadanos y cuáles tienen nexos con la guerrilla, el narcotráfico o el crimen organizado.
La estrategia está en marcha.