Y no es que por esta temporada de frío, algún aire colado haya provocado la afonía de los integrantes de esta institución. Muchos andamos con las pastillas de menta en la bolsa para evitar que los resfriados nos dejen sin hablar.

No, lo que le ha ocurrido al Banco de México es que ha perdido su protagonismo como un actor central en los reflectores financieros porque simplemente su gobernadora, Victoria Rodríguez Ceja, no quiere cumplir con ese papel necesario de su puesto.

Sí, la Junta de Gobierno del propio Banco de México es metódica, ordenada y cumplida en sus funciones de analizar, reunirse, decidir y comunicar el rumbo de la política monetaria.

Hay un calendario, establecido con antelación, para dar a conocer puntualmente sus resoluciones y días después para publicar sus anónimas minutas de las reuniones de política monetaria.

Eso podría funcionar relativamente bien en tiempos de estabilidad inflacionaria, cuando el banco central mexicano pudiera mantener una política monetaria neutra, porque la inflación del país se mantiene en el rango establecido.

Pero estos son tiempos en que tenemos una inflación alta, que se debe no solo al pretexto de la guerra en Ucrania, sino también a presiones internas en el mercado de alimentos, con una clara contaminación en la formación de precios y con una muy estricta respuesta a través de las tasas de interés.

Por todo ello, tendría que haber una guía, una voz autorizada desde el propio banco, que mande mensajes a los mercados y a los ciudadanos sobre la titánica lucha que, efectivamente, mantienen los banqueros centrales contra la inflación.

Jonathan Heath es un muy activo subgobernador del Banxico que no tiene empacho en exponer sus puntos de vista, aunque le manden periodicazos desde el Gobierno.

Gerardo Esquivel es una voz perdida en el Banco de México. Habitualmente disidente, solía entablar discusiones interesantes y dignas de reflexión sobre la economía mexicana.

Irene Espinoza y Galia Borja tienen todo el derecho a ser discretas y Omar Mejía Castelazo, propuesto por López Obrador como subgobernador, es una incógnita para todo el mundo.

En este arranque de año ha sido más fácil encontrar una guía de banquero central por parte de Agustín Carstens que por parte de la actual gobernadora Rodríguez.

Las palabras del director del Banco Internacional de Pagos se han escuchado en México, pero también están en la prensa de Estados Unidos, de Inglaterra o Alemania, mientras que en el Banxico hay silencio.

Una institución autónoma de la importancia del banco central mexicano no se puede subordinar a la política de comunicación del régimen actual donde la única voz que se escucha es la de Andrés Manuel López Obrador.

Si los secretarios de estado y el resto del gabinete subordinado acepta que su única oportunidad de hablar es si los invitan a una mañanera, allá ellos y sus cuentas con la historia.

Ya vimos que México perdió instituciones autónomas de gran valor como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Pero el Banco de México no se puede dar el lujo de perder su voz, su integridad, su fortaleza y autonomía de decir lo que tienen que decir sin pánico escénico y sin miedo al Presidente.

 

       @campossuarez