El presidente saliente Andrés Manuel López Obrador puede decir con total descaro que no habla de la crisis que vive Chiapas y sus habitantes, obligados a salir de su propio país por la violencia del crimen organizado, porque hacerlo es promover a sus adversarios.
Eso ha sido este gobierno, un ejercicio de propaganda donde lo más importante para López Obrador ha sido protegerse y cuidar la permanencia de su facción política, muy por arriba de las prioridades del país.
Solo eso lo puede llevar a decir, también ayer mismo en su conferencia matutina, que los medios no son capaces de alegrarse por la baja en los homicidios dolosos. Lo dice porque el martes no mataron a las 70 personas que en promedio son asesinadas todos los días en este país, sino “solamente” 45.
A este gobierno le quedan 53 días y 35 mañaneras. Además, claro, de sus eventos masivos, como su gira del adiós, el último Informe de Gobierno y, por supuesto, la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, que está decidido a robarse para él mismo, como si fuera su gran fiesta de despedida.
Es poco tiempo ya, pero es grande la interrogante de qué puede seguir para un régimen que está sustentado en la propaganda, en un Presidente habilísimo con el mensaje retórico que ha sido capaz de tapar la realidad de uno de los peores gobiernos de las últimas décadas.
La primera pregunta es si su Jetta blanco saldrá de Palacio Nacional rumbo a Palenque, Chiapas a su tan anunciado autoexilio político o si realmente no tendrá el deseo de mantenerse vivo en el ejercicio del poder.
Dice la virtual presidenta electa que las encuestas al estilo Morena aclaman la necesidad de mantener las mañaneras, a razón de un 33.1% de los 1,200 entrevistados.
Es un hecho que esas mañaneras se quedan, porque son el eje del poder de este régimen. Podría cambiar el horario y la frecuencia, pero serán un ambiente controlado y de agenda dedicada.
Pero la presidenta entrante no se parece al mandatario saliente en muchas cosas, empezando por la habilidad propagandística. Sin embargo, todavía se mantiene la ilusión de que una científica tan preparada pueda tener una visión más de Estado y menos de camarilla, pero habrá que ver si no es solo una falsa expectativa de los derrotados.
En esas conferencias matutinas, López Obrador ha dicho cosas terribles, ha revictimizado a jóvenes asesinados por el crimen, ha expuesto datos personales de muchos ciudadanos, ha falseado información, se ha equivocado notoriamente en datos, fechas y hechos, y no ha pasado nada porque él es una persona infalible ante los ojos de su feligresía. Pero eso no se hereda.
Ahora, si México quiere aspirar a tener de vuelta a un verdadero Presidente, en este caso a una auténtica jefa de Estado, se va a requerir de un ejercicio de confianza mutua, entre la buena voluntad de Claudia Sheinbaum de gobernar para todos y de los persistentes críticos y opositores de darle la oportunidad de mostrar que puede ser una buena mandataria.
Sin estar de acuerdo en todo, sin ejercer la represión gubernamental, pero tratar de darle la vuelta a una página que todos sabemos que ha sido difícil para el país.
@campossuarez