Llevamos una semana completa en que las historias centrales en la prensa y en las redes sociales tienen que ver con la artera invasión de Rusia a Ucrania.

Todo el resto de los temas han quedado en segundo plano. Hemos enfrentado masacres como la de Michoacán, se habla menos de la vida de riqueza del hijo mayor del Presidente y su casa gris. Vamos, hasta aprovecharon la confusión para dejar a miles de niños en la calle sin las Escuelas de Tiempo Completo. Todo es Ucrania.

Pero aun este conflicto tan violento, injusto y dramático habrá de perder atención por parte de la opinión pública.

Es imposible saber por cuánto tiempo se podrá extender este proceso de invasión, si la resistencia ucraniana será capaz de detener al enemigo. No es posible anticipar algún accidente militar que acabe por involucrar a otros países. Pero Ucrania se irá, tarde o temprano, a páginas interiores.

Lo que va a quedar serán sus efectos globales. Y no solo esos que se notan en los indicadores de los mercados financieros, como los futuros de las materias primas o los índices bursátiles. La acción militar de Vladimir Putin va a llegar a nuestros bolsillos.

Podemos esperar un impacto doble, por un lado, la inflación y por el otro una economía que se recupere mucho más lento de lo que ya hemos visto.

La repercusión en los precios se sentirá primero y además eso nos pegará ahora que ya enfrentamos altos niveles de inflación.

Ya vimos en esta semana como subieron los precios del petróleo, aumentos rápidos para llegar a niveles que no habíamos visto en más de 9 años. Esto presiona los precios de las gasolinas, del gas que usamos en la casa y de todos los combustibles que se usan para la producción.

Pero están también los precios de los alimentos. El trigo de los bolillos, el maíz de las tortillas y los granos que alimentan a pollos y vacas han subido sus precios con la invasión a Ucrania y también lo vamos a pagar.

El Banco de México no puede controlar los precios del trigo ucraniano, ni del resto de los llamados commodities, pero sí puede influir con su política monetaria restrictiva para que otros agentes económicos opten por limitar el consumo, prefieran guardar su dinero con altos premios de las tasas de interés y con ello se contenga el contagio en precios.

Pero esas tasas de interés altas, en México y en el mundo, de la mano de la inhibición de muchas actividades económicas por el ambiente de guerra, más los precios altos, harán que la actividad económica se desacelere más.

La Covid-19 nos vino a cambiar la historia del mundo, pero Rusia también. Y aunque en algunas semanas ya no tengamos tanta atención a los temas de la invasión, seguro que estaremos al tanto de sus efectos.

Podremos voltear a ver de nueva cuenta las ocurrencias de las mañanas, o a los deportes o cualquier otra información habitual, pero habremos de vivir mucho tiempo pagando los efectos de lo que estos dos años de la segunda década del siglo XXI nos ha cambiado como humanidad.

 

@campossuarez