Al cumplirse los dos años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en medio de fuertes críticas y tensiones internas, se especuló que Peña Nieto haría cambios en su equipo de trabajo para enviar señales –se decía- de que tomaba nota de las críticas, que haría sentir el peso de su autoridad con ‘un corte de caja’ ante los desgastes internos y notorias divisiones en su equipo; y que, con ello, zanjaría la primera etapa y mostraría su disposición para abrir una nueva etapa en su gobierno al que aún le restan cuatro años por delante.
Llegó el primero de diciembre y no ocurrió nada. Se especuló entonces que los cambios se darían con el arranque del año nuevo, pero Peña Nieto no dio ninguna señal de que daría algún paso en ese sentido.
Entonces las críticas arreciaron por la arrogancia presidencial de no escuchar, de encerrarse en su burbuja, de hacer oídos sordos y mantener los ojos cerrados ante la realidad. Por las nulas respuestas ante la gravedad de un caso como el de Ayotzinapa o el de Tlatlaya que tanto ha enfurecido a los altos mandos del Ejército.
Por los malos resultados en la economía agravados por la inestabilidad financiera global y el derrumbe de los precios del petróleo. O por su silencio ante las revelaciones periodísticas de graves conflictos de interés que tocaron la casa presidencial y a su secretario de Hacienda, el personaje más influyente de su gabinete, poniendo en entredicho su capacidad y autoridad para emprender cualquier iniciativa seria en materia de combate a la corrupción y fortalecimiento de las instituciones durante su gobierno.
Aparentemente Peña Nieto no se inmutó en las tres primeras semanas de enero diluyendo los rumores de que emprendería cambios en su equipo cercano.
Sin embargo en el entorno de Los Pinos la idea de que el Presidente hará cambios en su equipo de gobierno no se ha disipado. Las críticas que han arreciado sobre el Presidente han sido escuchadas, dicen desde dentro, y las divisiones internas son notorias. Incluso fuentes cercanas a la Presidencia insisten en que los cambios se darían a conocer en los próximos días, una vez que el procurador Jesús Murillo Karam dio a conocer ayer su informe final sobre el caso Ayotzinapa.
De acuerdo a estas mismas fuentes en las últimas semanas se han hecho contactos desde la Presidencia con potenciales candidatos para ocupar algunos de los cargos de alto nivel en el gobierno. Uno de los contactados me confirmó la llamada de Los Pinos, aunque no quiso revelar mayores detalles.
Pero nada de esto asegura que el Presidente hará cambios. Así que las preguntas siguen siendo las mismas. ¿Si el Presidente ha decidido hacer cambios en su equipo, quiénes son los que se van y los que llegan? ¿Acaso estos cambios de nombres vendrían acompañados de cambios de fondo en reconocimiento de lo que no está funcionando en el gobierno? De darse, ¿cómo estos movimientos cambian el balance de poder al interior del gobierno cuando aún quedan 4 años por delante?
MODERACIÓN DE EXPECTATIVAS. El Bank of America-Merrill Lynch (BofAML) dice en un informe que publicó ayer respecto del crecimiento económico en México que “estimamos que el PIB se acelerará a 3.0 por ciento en 2015”. Así de tibias están las expectativas económicas para el país después de que hay un convencimiento práctico de que la economía solo habría crecido alrededor de 2.1 por ciento el año pasado, el limite inferior pronosticado por el gobierno. Con esta referencia, los analistas ya comienzan a apuntar hacia un crecimiento de 3 por ciento para este año; un pronóstico en el que –según BofAML- la implementación de las reformas es un riesgo a la baja. Así andamos.