Los chinos vienen con todo. La empresa China Railway Construction Corp -ganadora de la cancelada licitación para el proyecto del tren de alta velocidad Mexico-Querétaro- volverá a participar en la licitación cuyas prebases dará a conocer la SCT este próximo miércoles 14.
La concesión del proyecto, con un costo cercano a los 4 mil millones de dólares, fue revocado abruptamente por Los Pinos ante las sospechas aún no aclaradas de favoritismos del gobierno al Grupo Higa, ligada al consorcio estatal chino.
“En el reino de los trenes de alta velocidad, no tenemos miedo de ninguna otra compañía…seguimos totalmente confiados”, le dijo a la agencia Reuters un portavoz del consorcio chino hace unos días.
De volver a ganar la licitación del proyecto ‘mano en llave’ del primer tren de alta velocidad en México, ésta sería la primera gran inversión china en el país.
Y es que históricamente la inversión china en México ha sido insignificante. De los casi 10 mil millones de dólares de inversión directa que realizó China en América Latina en 2013, sólo 15 millones de dólares llegaron a México. Una bicoca comparada con los cuatro mil 626 millones de dólares que los chinos invirtieron en Perú o los dos mil 580 millones de dólares en Brasil. Entre 2010 y 2013 China invirtió en la región 42 mil 717 millones de dólares y sólo 100 millones en México, 0.23% del total.
Es previsible que estas cifras cambien dramáticamente en los próximos años con los cientos de proyectos de infraestructura en cartera y a los que se ha invitado a participar al gobierno chino y a sus empresas.
El jueves y viernes pasados, en Beijing, durante el primer foro ministerial entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el presidente chino, Xi Jinping, anunció inversiones en la región por hasta 250 mil millones de dólares para los próximos 10 años y un objetivo de comercio bilateral con la región de 500 mil millones de dólares.
Este monto de inversión multiplica por 2.5 veces la inversión china anual actual en América Latina y duplica el comercio bilateral, en una estrategia sin precedentes del gigante económico. Si China ya estaba jugando un papel relevante en las economías de América del Sur, ahora la apuesta por la región se redobla.
La apuesta se inscribe en una redefinición del modelo de desarrollo económico chino al pasar de una larga etapa de expansión acelerada a una moderada con crecimientos anuales de entre 5% y 7% para el mediano plazo. Ante los peligrosos desequilibrios generados en los años recientes, el gobierno chino apuntala su patrón de crecimiento en base al consumo interno, a una menor orientación exportadora y a una menor dependencia de inversiones financiadas por el estado.
No será nada fácil para el gobierno chino, pero este nuevo patrón abre oportunidades para economías como México. No sólo en términos de inversión, sino también de potenciales exportaciones de bienes y servicios dirigidos a una creciente clase media urbana china con nuevos patrones de consumo. La anhelada diversificación exportadora mexicana tiene en China una oportunidad.
Por eso el caso de China Railway Construction Corp es sólo la punta del iceberg de la avalancha china en los grandes proyectos de infraestructura planteados por el gobierno. Además energía, minería y manufactura de exportación son áreas en las que se concentrarían las inversiones chinas en México en el futuro, junto a los brazos bancarios para el financiamiento de los proyectos como el reciente arribo a México del Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) uno de los bancos más grandes del mundo.
La apuesta china por Latinoamérica se ha redoblado y México es una pieza relevante en su estrategia.