Nublado. Así se ve el panorama económico que tienen enfrente Luis Videgaray y el presidente Enrique Peña Nieto apenas en el arranque del tercer año de gobierno.

 

El año luce complicado por cuatro razones:

 

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Primero porque -otra vez- se plantearon expectativas elevadas en medio de un entorno financiero global muy incierto. Eso ya ocurrió en los dos primeros años de gobierno con metas de crecimiento económico muy lejanas de lo que finalmente se dio. Ahora todo parece indicar que volverá a ocurrir lo mismo. El 21 de noviembre -ya con un precio del petróleo en picada- el gobierno federal anunció que la economía crecería en 2015 en un rango de 3.2% a 4.2%; esto es 3.7% en promedio. Una meta que a finales del primer mes del año ya luce difícil de alcanzar, según los analistas del sector privado que ya se alistan a reducir sus expectativas incluso por debajo de 3% para este año. Evidentemente que ello lastimará más la ya desgastada credibilidad del gobierno.

 

Segundo. El reciente anuncio del recorte presupuestal de 124 mil millones de pesos, que equivale a 0.7% del PIB, es una noticia con claroscuros. Efectivamente es una primera señal de disciplina fiscal del gobierno en un entorno global convulso que dará mayor certidumbre a los inversionistas para este y los años siguientes; particularmente porque Hacienda planteó una revisión estructural en la calidad del gasto hacia 2016 manteniendo el déficit planteado originalmente. Es la primera respuesta efectiva en la que el gobierno reconoce que se equivocó…¡en algo! Pero esa decisión no excluye ni los efectos negativos del recorte sobre el crecimiento económico esperado, ni los riesgos implícitos de un elevado déficit por un voraz endeudamiento en un escenario de tasas de interés a la alza.

 

Tercero. Los datos del mercado interno muestran un panorama desalentador, como lo advirtió recientemente el Banco de México. Las ventas minoristas de noviembre -mes del ‘Buen fin’- mostraron que el consumo nomás no levanta con todo y la política monetaria laxa y los buenos datos del empleo formal del IMSS. A la vez que el Indicador Global de la Actividad Económica a noviembre estuvo por debajo de las expectativas y la confianza del consumidor a diciembre cayó, configurando la debilidad de la recuperación. Este comportamiento negativo del mercado interno se mantendrá en tanto que el ingreso personal no mejore y a pesar del dinamismo del sector exportador.

 

Un cuarta razón para preocuparse sobre el desempeño de la economía en este año parece contradictoria. Me explico. La economía estadunidense ha mostrado un repunte y las previsiones de la mayor parte de los analistas es que lo seguirá haciendo en este año.

 

El FMI pronostica que EU crecerá 3.6% en 2015. Estas son buenas noticias para México. Ya el año pasado las exportaciones manufactureras -particularmente las automotrices- crecieron a un ritmo elevado (7.2%), estableciendo un récord, mientras que las tendencias apuntan a que este dinamismo podría continuar. Pero habrá que irse con tiento. Algunos críticos creen que el crecimiento de 5% en el tercer trimestre en EU se debió al ‘Obamacare’ más que a un crecimiento real del consumo.

 

Lo cierto es que el crecimiento del consumo en diciembre no fue el esperado, pero es probable que la caída en los precios de los energéticos y la mejora laboral alienten el repunte. La pregunta es ¿hasta cuándo? Con China, Japón y Europa creciendo menos y con un incremento de tasas a la puerta.

 

Con un panorama incierto y complicado, el tercer año inicia con una decisión forzada para el gobierno, después de muchas advertencias desoídas. Ahora el asunto es recuperar la credibilidad y confianza perdidas en la primera mitad del sexenio.