La figura internacional del presidente Hugo Chávez, quien ayer murió tras una férrea lucha contra el cáncer, rebasó con mucho al gobernante local que movía a las masas y ganaba democráticamente elecciones para mantenerse 14 años en el poder, pero que también dividió a sus gobernados. Chávez será recordado como el Presidente latinoamericano más influyente de su época, el único capaz de desafiar a los Estados Unidos y, con todo y su polémica personalidad, como un líder en la región de Latinoamérica.
Con su muerte nace el mito y en Venezuela se abre la posibilidad de probar si su “revolución bolivariana” fue sólo un movimiento sostenido en el culto a su persona y en sus exitosos programas sociales y corporativos, o si su herencia política sobrevive más allá de la figura del comandante.
Buena parte de la dimensión internacional que llegó a tener Chávez en 14 años de mandato tiene que ver directamente con México. El crecimiento de su liderazgo en la región fue directamente proporcional al declive del protagonismo mexicano en Latinoamérica. En la medida que la política exterior mexicana fue dejando vacíos en el papel que alguna vez jugó nuestro país como líder diplomático en esta parte del continente, esos vacíos los fue llenando el chavismo y su propuesta bolivariana.
Las dos administraciones panistas, de Vicente Fox y de Felipe Calderón, contribuyeron al engrandecimiento de Chávez en la medida en que desdibujaron y desarticularon la política exterior de México en la región. El excesivo acercamiento de las dos últimas administraciones mexicanas hacia Estados Unidos no sólo distanció al país del resto del continente, sino que favoreció que en las naciones latinoamericanas se diera un reacomodo geoestratégico, motivado en buena medida por las políticas chavistas de ayuda a otros países, vía el petróleo y los recursos que éste generaba en abundancia para Venezuela.
Distanciada y abandonada por México, su “protector” histórico e intermediario con Estados Unidos, Cuba y los Castro buscaron el cobijo de Venezuela y de Chávez, que además tenía coincidencias ideológicas de izquierda con La Habana, mientras el gobierno mexicano, con Jorge Castañeda como canciller, había enfriado las relaciones con la isla al grado casi del rompimiento. Ahí comenzó a nacer el “Eje bolivariano” o chavista que, en buena medida fue impulsado por la alianza Cuba-Venezuela y que modificó los equilibrios geopolíticos en América Latina y terminó por distanciar a México con el sur del continente.
No fue gratuito el desencuentro que Vicente Fox tuvo con Chávez en noviembre de 2005 y que llevó al retiro de embajadores de ambos países. Las diferencias comenzaron por el ALCA, en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata y la defensa a ultranza que Fox hizo de ese acuerdo, criticando las posiciones de Chávez y del entonces presidente argentino Néstor Kirchner, que se oponían al acuerdo. Chávez respondería después desde su país con duras críticas al “entreguismo de Fox hacia Estados Unidos” y llamaría al Presidente mexicano “cachorro del imperio”.
En medio del desencuentro, el 20 de noviembre, Chávez organizó una concentración antifoxista en Caracas y ante miles de simpatizantes, con mariachis mexicanos, cantaría la canción de José Alfredo Jiménez, con dedicatoria especial a Los Pinos: “Pero sigo siendo el rey”.
Con Felipe Calderón las tensiones disminuyeron pero la relación nunca volvió a recuperarse del todo. Chávez llamó alguna vez a Calderón “caballerito” y le exigió respeto, acusándolo de haber intentado maniobrar en su contra con otros presidentes latinoamericanos como Lula Da Silva de Brasil o Evo Morales de Bolivia. El Presidente mexicano no entró en polémica y las cosas se calmaron. En 2008, durante una cumbre de países de la región, el Presidente venezolano invitó a Calderón a visitar Venezuela, lo que ocurrió hasta diciembre de 2011 cuando el mandatario mexicano estuvo en tierras venezolanas y ahí, ya con la salud de Chávez deteriorada, le deseó “pronta recuperación”.
Con Enrique Peña Nieto ya no hubo tiempo de intentar siquiera recomponer la relación. Chávez había iniciado su batalla humana y política contra el cáncer que ayer lo llevó a la muerte y al nacimiento de su leyenda como el líder latinoamericano de su tiempo.