La negociación del gobernador Alfredo del Mazo con las precandidatas a la gubernatura del estado por el PRI, concluyó ayer con la designación de Alejandra del Moral como coordinadora estatal para la defensa del Estado de México.
Es decir, como la candidata, pero como legalmente no puede ser designada con ese título, se creó la figura de coordinadora, como hizo Morena con Delfina Gómez.
Librado el duro pasaje de la negociación, el priismo estatal y la propia del Moral deberán tejer fino para que no se resquebraje la mítica unidad mexiquense en torno al candidato.
Las encuestas colocaban casi en igualdad de preferencia a del Moral con Ana Lilia Herrera Anzaldo, quien repuntó en las últimas semanas.
Sería impensable que del Moral no sumara a su campaña a la diputada con un porcentaje de aceptación tan alto y que le compitió en buena lid por la candidatura.
Igualmente, deberá sumar a los grupos que apoyaron a Herrera, quien, hasta la tarde de ayer, aun cuando la decisión ya había sido tomada, seguían presionando para tratar de cambiarla.
Herrera no estuvo en el anuncio oficial, como sí lo estuvieron otros aspirantes.
Si todo marcha como se espera, del Moral encabezará la alianza con el PAN y el PRD, que podría anunciarse en breve pues los tres partidos ya están de acuerdo en que ninguno por sí solo podría vencer a Morena y sus aliados.
Estos meses previos al registro oficial de los candidatos serán vitales para la difusión de la imagen y la “marca’’ de la virtual candidata priista, cuidando no caer en actos anticipados de campaña.
Como diría el clásico, haiga sido como haiga sido, del Moral será la candidata y su primer objetivo será cohesionar a los grupos priistas, que son muchos y con variados intereses, antes de pensar en ganar la elección.
Resueltos los problemas que entrañará la operación cicatriz, lo siguiente será convencer a los panistas que ella es la mejor opción para evitar que Morena se quede con el Gobierno estatal.
Y no será tarea fácil.
****
El precandidato presidencial que a veces trabaja como secretario de Gobernación, Adán Augusto López, sigue atizándole al fuego que él mismo encendió en contra de los gobernadores de oposición.
No solo arrojó datos falsos sobre los estados con el más alto índice delictivo, sino que también aseguró que “los tabasqueños son más inteligentes que los del norte’’.
En ese pleito que trae con el gobernador de Nuevo León, Samuel García, al que llamó hipócrita e incapaz, el precandidato presidencial barrió parejo, sin importar que, por ejemplo, Tamaulipas y Sonora, son gobernados por Morena.
Lo que resulta lamentable para el país no es la militancia del tabasqueño, sino que, con sus actitudes y declaraciones, ha dejado huérfana la tarea de conciliación que debe haber en el país.
No existe en este Gobierno un diálogo con la oposición o los grupos de poder político y económico.
Augusto López dejó de ser, hace meses, un interlocutor válido no solo de los grupos de poder y organizaciones civiles sino entre los Poderes Judicial y Legislativo.
¿Quién se podría acercar a buscar su mediación si de plano y sin reservas ya se sabe que interpondrá el interés partidista a cualquier otro?
Si, efectivamente, el país perdió un funcionario, pero Morena ganó un activista.
LEG