Los trabajadores de distintos hospitales del Valle de México y del interior del país realizarán hoy manifestaciones masivas en protesta por la falta de medicamentos e insumos que permitan la operación eficiente de los nosocomios.

 

No es un tema menor, pues el desabasto de medicamentos, la falta de equipos médicos y la carencia de personal han sido la constante en los últimos seis años.

 

Con el consabido mantra de “combatir la corrupción’’, López Obrador acabó con el modelo de compras y de distribución de medicamentos e insumos, sin que, paradójicamente, haya un solo detenido por la presunta corrupción descubierta.

 

López Obrador encargó la compra de medicamentos a un organismo de la ONU, que resultó ser un fiasco y después a la Secretaría de Hacienda, más o menos con los mismos resultados.

 

El expresidente se inventó el cuento de la megafarmacia (o farmaciototota, en el lenguaje popular), que no es sino otro elefante blanco y que en promedio surte ¡seis! recetas diarias, pese a que sólo en la compra de la bodega se pagaron más de 2,000 millones de pesos.

 

Sus anaqueles están vacíos y de un momento a otro será anunciada su cancelación para convertirla en vivienda.

 

Pese a todas las evidencias, Claudia Sheinbaum y los responsables del sector Salud, desde David Kershenobich hasta Alejandro Svarch, secretario de Salud y director del IMSS-Bienestar, respectivamente, han negado que exista tal desabasto.

 

¿Qué dirán ahora que trascendieron las palabras del subsecretario de Salud, Eduardo Clark, con las que reconoce que el sector vive “momentos críticos en la distribución’’ de medicamentos?

 

Clark se sinceró la semana pasada ante los miembros de la Academia Nacional de Medicina de México.

 

No dijo nada que la población no solo supiera, sino que viviera diario en sus citas en alguna institución de salud pública.

 

Según el funcionario, el gobierno realizará compras que le permitirán al sector garantizar el abasto hasta el 2027, fecha para la cual se espera que haya un nuevo modelo de compra y distribución.

 

Es mucho tiempo considerando que la atención médica es de vida o muerte en miles de casos diarios.

 

López Obrador decía que la distribución de medicamentos no era cosa del otro mundo.

 

“Si Coca Cola y Bimbo están hasta el último rincón del país, ¿a poco no podemos hacerlo nosotros?’’, se ufanaba.

 

Fue otra mentira que pagan igual derechohabientes y trabajadores.

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En la sustitución de mandos policiacos en Tabasco, debido a la violencia incontrolable, el gobernador Javier May tuvo dos noticias: una buena y una mala.

 

La mala, es que su opinión resultó irrelevante a la hora de decidir los nombres de quienes se encargarán de buscar pacificar la entidad, Serafín Tadeo Lazcano en lugar de Víctor Hugo Chávez Martínez en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y Jesús Amaya Guerrero como nuevo comisionado de la Policía Estatal.

 

La buena es que, si ambos funcionarios fracasan, el gobernador podrá lavarse las manos y argumentar que no fue él quien los designó, sino el propio Omar García Harfuch.

 

Lo que no es buena noticia para los tabasqueños es que su gobernador no se ha ganado la autoridad para que él pueda designar a sus funcionarios.

 

¿A quién cree usted que reportarán los nuevos mandos policiacos, al gobernador o a García Harfuch?

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Aunque no hay una estadística oficial, por las redes sociales ciudadanos que han sido contactados por el INE para participar en la elección del poder judicial del bienestar, han expuesto su rechazo a la invitación.

 

Dicen que lo hacen porque no quieren participar en un fraude.

 

      @adriantrejo

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