Ya no es un secreto que el Consejo General del INE, compuesto por 11 consejeros, está dividido en dos bandos, justo a unos días de la elección más grande del país.

 

Hasta el mismo consejero Uuc-Kib Espadas Ancona lo reconoció públicamente en la sesión extraordinaria del pasado miércoles.

 

Espadas incluso aseguró que ambos bandos “cometen errores’’, pero no se refirió específicamente a cuáles.

 

Al interior del INE se considera que hay dos grupos: el de los consejeros que mantienen las posiciones que defendió el anterior presidente del Instituto, Lorenzo Córdova, y los que llegaron con la presidenta actual Guadalupe Taddei.

 

Los primeros se niegan a reconocer algunas decisiones administrativas que ha tomado la presidenta, que para fines legales y de acuerdo con reglamento interno, es responsable única de esa área.

 

Las inconformidades de este grupo tienen que ver con el hecho de que, según ellos, Taddei toma decisiones administrativas unilaterales, que perjudican la marcha del Instituto.

 

Un ejemplo claro es la disputa que hay por el control del área de Comunicación Social, que, de acuerdo con el organigrama y reglamento, depende directamente de la Presidencia del INE.

 

Sin embargo, las consejeras Dania Ravel, Carla Humphrey y Claudia Zavala han intentado tomar el control de esta área.

 

Se sabe incluso que Iván Flores, encargado de despacho, le reporta diariamente a la consejera Humphrey los acontecimientos relevantes relacionados con el INE, a pesar de que la consejera no tendría atribuciones para solicitar esa información.

No ayuda en nada la percepción que se tiene de un INE desordenado y en pugna, pues muestra una debilidad institucional cuando más se requiere que transmita confianza y seguridad a la población de que el árbitro llegará en buenas condiciones a la elección.

 

Taddei ha realizado declaraciones que llevaron a cuestionar su imparcialidad, pero no se puede pasar por alto la formación y la trayectoria dentro de la carrera electoral, que todos esperamos se vea reflejada el próximo 2 de junio.

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Fiel a su costumbre, cuando hay una tragedia, el presidente López Obrador aseguró ayer que el asesinato del menor de 12 años Emiliano “N’’, asesinado en Paraíso, Tabasco, “se magnificó’’ para perjudicarlo.

 

López Obrador dijo que en realidad no querían secuestrar a la mamá “sino a él’’ -al niño, no al Presidente-, y que por eso lo balearon.

 

Seguramente esa explicación consolará a los familiares del niño muerto y a todos los tabasqueños que nomás no la ven llegar con la delincuencia desatada sin que el holograma que tienen de gobernador, Carlos Manuel Merino Campos, se aparezca siquiera para dar el pésame.

 

Bueno, qué se puede esperar si el primer mensaje del gobierno fue por conducto de su vocero, Juan Carlos Castillejos, quien en lugar de lamentar el crimen trató de desmentir que se tratara de “un niño’’, sino que fue “un adolescente’’, como si eso acabará con el horror de su muerte.

 

Los tabasqueños tienen en su voto la posibilidad de tratar de cambiar el escenario.

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La alcaldesa de Cuautitlán Izcalli, Karla Fiesco, quien busca la reelección de la mano de la coalición PRI-PAN-PRD, no llegó al único debate programado en la contienda electoral de ese municipio.

 

Su ausencia le dejó la mesa puesta al morenista Daniel Serrano Palacios, quien presentó sus propuestas económicas, de seguridad y ambientales, así como denuncias de corrupción en la compra de patrullas y de equipo urbano por parte de la actual munícipe sin que nadie lo rebatiera.

 

Y así quiere repetir.

 

     @adriantrejo