Los fundadores de Morena siempre han argumentado que no se trata de un partido político sino de un movimiento social.
Son ambas cosas cuando les conviene.
En este momento del año, son como el PRD de los noventa; divididos en tribus que pelean los privilegios que creen haber conquistado o merecer.
Solo repase los sucesos recientes al interior de Morena, atacado muy temprano por la fiebre sucesoria cuyo caso cero se detectó en Palacio Nacional hace más de un año.
No hay un día en el que los grupos de los presidenciables o corcholatas, según el propio Andrés Manuel López Obrador, actúen con la mira puesta en 2024.
Allí está el pleito entre Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum; las diferencias públicas -que en algún momento serán pleito- entre la jefa de Gobierno de la CDMX y el canciller Marcelo Ebrard.
Las pugnas entre Monreal y Ebrard contra Adán Augusto López.
Estos pleitos obligan al resto de los funcionarios federales, locales y estatales afiliados a Morena, a ir tomando partido por cualquiera de los cuatro, en detrimento de la presumida unidad partidista y del servicio público.
Lo mismo pasa con senadores y diputados, a quienes se les comienza a urgir su definición porque está en juego su futuro político.
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El choque entre el PRI y Movimiento Ciudadano ha ido escalando en los últimos días.
Las diferencias, que no son nuevas, pasaron a terreno más hostil cuando el coordinador de los diputados del MC, Jorge Álvarez Máynez, acusó hace una semana que el tricolor había pactado con Morena la reforma electoral.
Advirtió que “en los próximos días’’, el PRI presentaría una contrapropuesta, cosa que no ha sucedido y que no sucederá, según los dirigentes del tricolor.
Para atizarle a la hoguera, el presidente del MC, Dante Delgado, acusó el lunes pasado que el PRI y Morena “bailan de cachetito’’, lo que motivó la respuesta de los tricolores.
Alejandro Moreno calificó de “títeres’’ a los del MC y de estar al servicio de Morena al no haber aceptado sumarse al bloque opositor.
El coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira, los calificó de “matraqueros’’ y “esquiroles’’.
Ayer correspondió a la diputada Paloma Sánchez, responder a los ataques del MC.
Desde la tribuna, la sinaloense llamó “narco gobernadores’’ a Samuel García y Enrique Alfaro a quienes acusó de desinterés por investigar los miles de desapariciones en Jalisco y Nuevo León.
“Jalisco tiene el número uno en desapariciones y solo tiene 45 personas que se dedican a investigar las 13,000 desapariciones; Nuevo León ocupa el tercer lugar a nivel nacional y solo tiene 33 personas para investigar 6,000 desapariciones’’, dijo.
La diputada del PRI terminó diciendo que el MC “ni es partido de los ciudadanos ni de políticos profesionales sino de chapulines que se la pasa pepenando a los ardidos y resentidos de otros partidos’’.
¡Órale!
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Nada bien le fue al secretario de Gobernación Adán Augusto López en su visita al Congreso de Zacatecas.
Diputados de todos los partidos, incluido Morena, le reprocharon el fracaso de la presencia militar en el estado, en donde a diario siguen ocurriendo asesinatos.
En resumen, los diputados del PRI, PRD y Morena le cuestionaron la utilidad de enviar a miles de militares y de la Guardia Nacional “a cuidar banquetas o cadáveres’’, pero no a enfrentar a los grupos criminales que azotan a la entidad.
El funcionario federal, como suele ser, se salió por la tangente y discutió con un diputado la constitucionalidad de que un militar pueda ser candidato presidencial.
Pero de los reclamos, ni pío.
LEG