El pésimo manejo de Petróleos Mexicanos (Pemex) en manos del agrónomo Octavio Romero Oropeza y su grupo de incondicionales, ha llevado a la paraestatal a la ruina, con un endeudamiento insostenible, lo que la convierte en una bomba de tiempo que tarde o temprano le estallará a Claudia Sheinbaum.
La empresa ya traía problemas, pero la estocada a sus finanzas la está dando el llamado internamente “cártel de los químicos’’, que encabeza el jefe de proyectos del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Félix Domínguez Domínguez y por la parte de Pemex PMI, Gerardo Uriel Tufiño Sandoval y Ricardo Ortiz Alatriste, bajo cuyas órdenes se han ejecutado operaciones internacionales que podrían ser constitutivas de delitos y eventuales actos de corrupción.
Con la anuencia de Romero Oropeza y el director Corporativo de Administración y Servicios de Pemex, Marcos Manuel Herrería Alamina, quien se ostenta como familiar de AMLO, pues su hermana es esposa de Pedro Arturo López Obrador, hermano del Presidente, esté “cártel’’, como ya se le conoce al interior de la empresa, frena e impide la compra de químicos en el extranjero, donde las normas de calidad y efectividad para la producción son completamente estandarizadas.
Lo anterior para beneficiar a “empresarios” amigos como Carlos Ferrusquia Hernández, de Petroquímia del Golfo y Química Apolo, cuya pobre calidad en sus productos ha resultado desastroso para Pemex.
Los químicos que compra la empresa no cumplen con los estándares internacionales, por lo que Pemex, además de reducir su producción de petróleo y derivados, ha sido acreedora a penalizaciones internacionales multimillonarias.
Sume a ello el riesgo de seguridad que representa para el personal de la paraestatal y la población civil, por ejemplo, por la falta de azufre de hidrógeno (H2S), químico esencial para la refinación de petróleo.
La falta de este componente ya ha generado accidentes en algunos centros de trabajo con víctimas mortales.
No es casualidad, por ello, que el propio secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, haya condicionado su permanencia en el cargo al nombramiento de un director de finanzas en Pemex que dependa directamente de él, pues son públicas y conocidas las diferencias que ha sostenido con el agrónomo por el pésimo manejo de las finanzas de la empresa.
La próxima Presidenta no querrá que la granada le estalle a su administración.
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Los mercados financieros, de tan nerviosos, ya parece que tienen Parkinson.
Y es que nomás no terminan de creerle a la candidata ganadora Claudia Sheinbaum, de que la reforma al Poder Judicial será consensuada con la sociedad, los organismos ligados con el tema o las universidades.
Menos, cuando el propio López Obrador la desmiente y asegura que es innegociable el hecho de que los jueces y magistrados sean electos “por el pueblo bueno y sabio’’ por medio del voto directo.
López Obrador mandó “al diablo’’ al tipo de cambio y a los mercados financieros, igual que lo hizo con las instituciones que le molestaban.
Con todo ello, el Banco de México salió a aclarar que entrará al mercado de divisas, si es necesario, para mantener la estabilidad cambiaria y el valor del peso.
A ver, a ver.
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Ni siquiera han sido convocados y ya se ve que los foros para “discutir’’ la reforma judicial serán un fracaso; ni una coma se moverá porque ya lo ordenó López Obrador.
No hay matices, ¿para qué perder el tiempo entonces?
@adriantrejo