Adrian Trejo
 

Y que no le vengan con que “la Constitución es la Constitución’’, porque ya conoce el camino para brincarla.
El Plan B, del que le hablamos ayer en este espacio, no es más que eso, darle vuelta al cumplimiento de la Carta Magna para satisfacer una estrategia personal.

Habrá que esperar una nueva iniciativa de reforma electoral, que saldrá del escritorio presidencial, para conocer hasta dónde el Gobierno cree que puede brincarse la Constitución y cuáles límites respetará.

Por ejemplo, es legalmente imposible que retome o proponga nuevamente la elección de los consejeros electorales por voto popular; no se puede sin modificar la Constitución.

Igualmente, la reducción del número de diputados tiene que pasar por una reforma a la ley suprema, así como la reducción del financiamiento público a partidos, cuya fórmula de reparto está precisamente en la Carta Magna.

¿Qué pues se puede esperar con una reforma a las leyes secundarias en materia electoral?

Quizá la reducción de los salarios de los consejeros, un tema que parece trae atormentados a los morenistas y que ha usado para atacar consistentemente al INE y a su presidente.

Si el Gobierno y los diputados de Morena respetan la Constitución, las reformas que contempla el Plan B, serán solo cosméticas, pero no de fondo pues hasta el mismo Ricardo Monreal reconoció que los cambios que pretende el Gobierno no son posibles sin pasar por la reforma constitucional.

Una reforma descafeinada representaría una dolorosa derrota para López Obrador y su partido, y él daría una bocanada de oxígeno puro a la oposición, además de alentar a la sociedad civil que vería ese triunfo como suyo.

A esperar…

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El Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) presume en sus recibos de cobro de servicios como el impuesto predial y el cobro por consumo de agua, la reducción de los índices delictivos.

Por ejemplo, en el recibo del impuesto predial asegura que “los delitos de alto impacto bajaron un 54%" y "los homicidios dolosos disminuyeron un 64.7 por ciento’’.

Hasta parece campaña a favor de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad de la capital, que de a poco se ha ido colando como un posible competidor de Morena por la CDMX en 2024, lo cual puede ser un arma de dos filos.

Y mientras son peras o manzanas, el Gobierno de la ciudad presume que la tasa de homicidios que registra es menor incluso a ciudades de Estados Unidos como Portland (12.9 homicidios por 100,000 habitantes), Dallas (14.6) o Minneapolis (22.1).

Los números son para favorecer a Claudia Sheinbaum pero terminan por ser una catapulta para García Harfuch.

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El exsenador y actual diputado local y coordinador de bancada morenista en el Congreso de Jalisco, José María Martínez, “Chema’’, se apuntó para competir por la candidatura del partido guinda a la gubernatura del estado.

Martínez ha competido en elecciones desde 1997 y no ha perdido una, lo cual es un punto a su favor respecto a otros precandidatos de su mismo partido.

En su pasada visita a Jalisco, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, le dio “calorcito’’, lo que fue interpretado como la bendición de Palacio Nacional para que se apunte en el proceso.

Jalisco será, por su peso electoral, un estado clave para la elección presidencial del 2024 y por lo mismo, Chema Martínez, como se le conoce en la entidad, urgió a la dirigencia nacional a que los procesos de elección designen a los candidatos más honestos y mejor posicionados.

"Más honestos’’, ¿entendieron?

LEG