Ayer se aprobó, en la Comisión de Seguridad Pública del Senado, la Estrategia Nacional de Seguridad Pública 2024-2030, al estilo de Morena y sus socios: sin análisis, sin discusión y sobre estadísticas de dudosa interpretación.

 

Morena y rémoras aprobaron por 10 votos a favor, dos en contra y tres abstenciones, el documento que deberá ser la guía para la estrategia de seguridad en el sexenio.

 

Fundamentada en 4 ejes, la estrategia (al menos en el texto), no es muy diferente de lo que planteaba López Obrador: atender las causas de la violencia, consolidar a la Guardia Nacional como fuerza de Seguridad y proximidad social en todo el país.

 

Fortalecer la inteligencia y la investigación y la coordinación absoluta entre el gabinete de Seguridad y las entidades federativas.

 

A partir de estas 4 premisas es que se pretende elaborar una estrategia que permita la reducción de los delitos que mayoritariamente afectan a los ciudadanos de todo el país comenzando por la extorsión.

 

El problema es que el diagnóstico está fundamentado en opiniones y estadísticas del propio gobierno, las mismas que fueron utilizadas en el sexenio anterior para “diseñar’’ la estrategia fallida de “abrazos, no balazos’’, con los resultados que se pueden percibir en todo el país.

 

No hubo discusión, no hubo diálogo, no hubo aportaciones de la oposición, porque para este tema el gobierno de la 4T presenta un tipo de autismo inescrutable.

 

El documento todavía tiene que ser votado en el pleno de los senadores por lo que el coordinador de los legisladores panistas, Ricardo Anaya, solicitó la comparecencia del titular de la secretaría de Seguridad, Omar García Harfuch, para que explique de qué se trata y cómo piensa el gobierno llevar a la realidad estos cuatro lineamientos en los que basa la estrategia de seguridad para el país.

 

Nada pierde García Harfuch con acudir al Senado, sobre todo cuando en sus estadísticas, los actos delictivos de alto impacto social, como el homicidio doloso, van a la baja.

 

Seguramente Morena hará lo posible para no incomodar a García Harfuch, pero por proteger al funcionario le abren otro frente a la presidenta Sheinbaum.

 

Si el diagnóstico no está fundamentado, el remedio puede resultar peor que la enfermedad, y eso es precisamente lo que se puede evitar aún.

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Por más que quiera matizarlo Ricardo Monreal, el hecho de que un grupo de 80 diputados de Morena se hayan expresado tan mal de la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, sí debe ser una bandera roja para el gobierno federal.

 

Ayer, durante la reunión previa a la sesión en San Lázaro, un grupo de 80 legisladores acusaron que los superdelegados del Bienestar, a cargo de Montiel, han tratado de “obligarlos a meterse en temas ilegales’’.

 

Y aún cuando no se precisaron qué temas eran esos, los inconformes dejaron en claro que el asunto es serio, tanto, que pidieron a Monreal que hiciera del conocimiento público de la Presidenta la situación.

 

El zacatecano dijo que todo era que los diputados habían solicitado información “que no se les entregó a tiempo’’ y que hablaría con Montiel para “que no se repitiera’’.

 

Sin embargo, la denuncia ya puso los ojos de la opinión pública en la Secretaría que más dinero maneja en el gobierno.

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A ver, a ver, ¿por qué un fiscal federal dejó en libertad al delegado del IMSS en Tamaulipas, José Luis Aranza Aguilar, detenido con un arma sin registro y con tres millones de pesos en efectivo?

 

¿Por qué se ocultó la información de su liberación? ¿No que eso ya no pasaba en Morena?

 

     @adriantrejo

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